Tener una profesión o hacer un trabajo
que no te gusta resta el ánimo, la pasión y la felicidad. Aquí una pequeña guía
de cómo hacer los cambios necesarios.
Hay personas muy privilegiadas que desde
temprana edad saben a lo que se van a dedicar y lo consiguen, otras que tienen
los trabajos ideales y los disfrutan día a día.
Sin embargo, hay personas que, sea
por necesidad o por conformismo, permanecen durante mucho tiempo en empleos que
detestan, o que simplemente no llenan esa parte del espíritu que alimenta
la felicidad.
¿Es posible que un cambio de profesión nos haga más
felices?...
La respuesta corta
es sí.
Sí,
porque si de entrada estás pensando en cambiar de profesión, aunque sea solo
una idea pasajera, o cada día son un tormento las horas laborales, o tal vez
envidias el trabajo de los demás, es probable que lo que estés haciendo no es
lo que más te guste en el mundo.
Y
no lo digo yo, aunque lo sé por experiencia propia, sino el gran Sir Ken Robinson, educador y autor de libros especializados en el
tema, y que asegura que
alguien que está en su
elemento no se imagina estar haciendo otra cosa
en la vida.
“El Elemento” es el lugar donde la persona hace aquello que
realmente quiere hacer y donde es quien siempre ha querido ser
Precisamente en su libro titulado “El Elemento” explica sobre esto, además de amplias indicaciones
sobre cómo descubrir el nuestro.
Pero, ¿qué es el elemento al que se refiere Ken Robinson?:
“El lugar donde la persona hace aquello que
realmente quiere hacer y donde es quien siempre ha querido ser.”
Así que, una deducción sencilla es que
si tenemos dudas sobre si nuestro trabajo es el ideal o simplemente nos
encontramos a disgusto en lo que hacemos, muy probablemente no estamos en el
lugar adecuado, y, por tanto, nos estará
restando alegría.
Esto último puede sonar exagerado pero
no lo es; las personas que lo han
vivido en carne propia saben perfectamente que cinco minutos en un trabajo
odiado se sienten como una hora, o que durante todo el día parece
que el reloj se detiene. Por el contrario, si se está en labores que gustan una
hora parecen cinco minutos y también que los días vuelan.
Así pues, dedicarnos a lo que nos gusta
y nos apasiona nos da una sensación de gozo y nos da energía, y de esa energía
vital que nos hace sentir completos y con ganas de continuar con nuestra labor,
y, por tanto, sumar factores importantes para la felicidad: sentirnos
útiles, hábiles, y con deseos de seguir aprendiendo y perfeccionando lo que
hacemos.
Ahora bien, Ken Robinson es
muy claro en decir que no siempre lo que más nos gusta (o gustaría) hacer en la vida tiene que ser nuestro trabajo
remunerado.
A veces combinar nuestro trabajo y lo
que nos apasiona nos envuelve en un ciclo saludable que, mientras uno nos da
estabilidad y nos entrena en otras áreas cognitivas, el otro nos da alegría,
gozo y pasión.
¿Por qué estoy aquí?
A veces
estamos en trabajos no deseados por circunstancias mucho más
fuertes que nosotros, es decir,
situaciones sociales, familiares, económicas; y bueno, para esos casos las transiciones pueden ser mucho más
complejas.
Sin embargo, en la medida de las
circunstancias, podemos, o bien agregar a nuestras actividades eso que nos
apasiona, o bien arriesgarnos a tomar un camino que no parece seguro de inicio
como cambiar de profesión o iniciar una nueva empresa, pero que nos puede
llenar de grandes satisfacciones.
En
el mismo libro de Robinson, nos explica que muchas veces estamos en actividades
que no nos apasionan por tres motivos
que él identifica:
1. Educación: los
sistemas de educación de casi todo el mundo están centrados en la
estandarización de las pruebas y conocimientos, además de tener sus pilares
puestos en los conocimientos óptimos para los procesos industriales. También,
porque las escuelas matan la creatividad.
2. Cultura: los
roles culturales muchas veces delimitan las actividades que “le son permitidas”
a los individuos. Por ejemplo, los roles de género que de manera
intrínseca dictan profesiones ideales para mujeres y hombres. Hacer lo
contrario a lo esperado puede ser un proceso muy duro y al que muchas veces no
se hace frente.
O las
percepciones culturales sobre las profesiones; el arte por ejemplo, volcado
como materia de relleno en muchos
sistemas educativos hace que las personas se la piensen dos veces o terminen
por no decantarse por una profesión artística que, además, será mucho menos
reconocida y prestigiada que ser abogado o doctor, que tienen mayor aceptación
social.
3. Estilos de aprendizaje: es
decir, la forma en que nos son presentadas las opciones que tenemos para la
vida profesional. Esto va muy de la mano de los sistemas educativos, así como
de las distintas inteligencias que cada persona tiene. Así pues, si en las
escuelas los estudios son tan estandarizados puede que jamás hayamos encontrado
nuestro lugar, (nuestro elemento)
porque nunca hubo la guía suficiente.
Dar el salto…
En muchos de los casos que Sir Ken Robinson muestra en su libro, las personas que se
atrevieron a soltar la zona de confort y enfrentar el miedo, las dudas y las
opiniones de los demás, tienen una cosa en común: no se arrepintieron,
incluso, cuando esto supuso una reducción de recursos materiales. Esto es
muy importante porque la felicidad es un recurso intangible, acaso un
estado espiritual que se alimenta, entre muchas otras cosas, por lo que hacemos
y somos, en este caso en el terreno de lo laboral.
Las razones para no dar el salto,
para hacer eso que siempre hemos querido hacer pueden ser varios: nos da miedo fallar, o no tenemos el apoyo de
nuestra pareja, o de nuestros hijos, o porque nos consideramos (o nos
consideran) muy mayores para comenzar una nueva actividad.
Y aquí habría que recordar que nuestra
felicidad solo nos corresponde a nosotros mismos, y es que todos pueden tener
una opinión de lo que “debemos” hacer pero a marcar una tarjeta de
asistencia y puntualidad en un trabajo que odiamos vamos solos, así que la
decisión es nuestra y las
opiniones ajenas solo son bienvenidas si aportan algo constructivo.
Por último, Sir Ken Robinson sugiere realizar una análisis FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades, Amenazas), utilizado
habitualmente para negocios y empresas, en este caso con la intensión de
replantearnos y ver en papel lo que perdemos, lo que tenemos (como bien pueden ser nuestras aptitudes),
distinguir los retos y razonar los problemas venideros, que bien pueden ser
opiniones no pedidas, a las que es mejor hacer una idea de cómo hacerles
frente.
Luego de esto, queda dar el salto,
iniciar ese proceso para hacer lo que siempre quisimos hacer, cambiar de
profesión porque sí, porque quise, porque es lo que deseaba y no me animaba,
porque quiero y ya. Estoy seguro que los días comenzarán con mayor pasión y
ganas, con mayor felicidad.