martes, 29 de diciembre de 2015

Cómo Rescatar un Negocio Que Va Mal


Si estás preocupado porque tu negocio no marcha bien, tus ganancias han bajado, el dinero apenas te alcanza para cubrir los gastos mínimos, comienzas a endeudarte y sientes que necesitas rescatar tu negocio. Esta entrada es para ti y son buenas noticias.

7 consejos de cómo rescatar un negocio que va mal

En primera, las principales razones por las que un negocio puede tender al fracaso son variadas:
·         La aguda crisis internacional
·         Gastos desmedidos y sin control
·         Altos costos de operación (local, servicios, infraestructura, etc.)
·         Robos dentro de la empresa por parte de empleados
·         Alguna contingencia que afecte severamente el presupuesto
·         Una mala proyección de negocios
·         Vendedores flojos y falta de estrategias de mercadeo
·         No tener metas a mediano y largo plazo
·         Una planilla demasiado costosa

No detectar los indicadores de riesgo puede llevar sin remedio tu negocio a la quiebra. Sin embargo, en la mayoría de casos cuando los directores de una empresa logran visualizar el peligro y aplicar a tiempo acciones correctivas, los negocios pueden salvarse.

Si percibes cualquiera de los síntomas mencionados, estos son los consejos a seguir:

  1. Haz un análisis a conciencia de la situación del negocio. Intenta determinar lo más honestamente posible las 2 principales causas de que el negocio vaya mal. Es como ir al médico. Para tener un tratamiento efectivo, se deben determinar claramente los principales síntomas de la enfermedad. Se honesto contigo mismo y una vez que identifiques los indicadores de riesgo, entonces disponte a tomar medidas correctivas inmediatas, cualesquiera que estas sean. Si es necesario auxíliate con algún profesional de negocios que te ayude a visualizar con mayor claridad los posibles puntos ciegos.
  2. Recorta inmediatamente los gastos excesivos e innecesarios. Uno de los principales síntomas de que algo no marcha bien es que el dinero no alcanza. De allí que es imprescindible reducir con carácter de urgente cualquier gasto que no contribuya a la operación del negocio y genere utilidades: Demasiada publicidad, compra de artículos innecesarios, racionamiento de combustibles, frecuencia de los mantenimientos, rentas o alquileres de oficinas, consumo en líneas telefónicas, comidas o viajes, etc.
  3. Evalúa recortar tu planilla de personal y la redistribución del trabajo. Aunque suene duro mencionarlo, en tiempos de crisis las medidas deben ser extremas. Es tiempo de reducir personal y redistribuir las labores. Recuerda que hablamos de rescatar tu empresa así que si no se hace esto, de todos modos tu gente perdería su empleo. Esto te ayudará a reducir tu pasivo laboral y descongestionar los costos por planilla que suelen ser bastante altos. Para hacer esto inteligentemente se debe hacer un estudio con tus colaboradores de mayor confianza para tomar las decisiones correctas.
  4. Analiza y detecta posibles fugas de dinero. Ya sea por robo directo o indirecto, desvío de fondos, alteración de precios o cualquier otro método de fuga de dinero debes detectarlo y cortarlo sin vacilar. Dedica tiempo a analizar los procesos dentro de tu organización y determinar las debilidades en el sistema que permitan a los empleados "aprovechados" sacar partido de lo que no deberían. Importante, no restes importancia las fugas "hormiga" que suelen ser poco visibles pero representan enormes pérdidas a largo plazo.
  5. Pon un "hasta aquí" a los gastos personales indiscriminados. Un mal hábito que puede hacer fracasar un negocio sin piedad es el uso desordenado del dinero por parte de sus propietarios o directores. Esto muchas veces ocurre sin que se percaten de ello por no tener informes claros que lo reflejen. Así que si realmente deseas salir a flote y respirar, es importante que comiences por ser tú mismo el ejemplo. Recorta todo gasto personal innecesario y asígnate un salario realista y acorde a la situación de tu negocio. Si tienes una tarjeta de crédito corporativa solicita límites más bajos y restringe su uso en todo lo posible.
  6. Elabora una estrategia de ventas de emergencia. Ya sea por la crisis o por cualquier otro motivo, finalmente la única manera de que un negocio crezca es vendiendo. Sino vendes no hay dinero. Evalúa tu estrategia de mercadeo y ventas. Evalúa a tus vendedores. Establece metas y desarrolla un plan de emergencia que represente un incremento en los resultados. Elimina todo personal ocioso, cómodo o que por antigüedad tenga que permanecer sin aportar resultados. En tiempos de crisis debes vender, vender y vender, en tiempo de crisis debes dejar tu trabajo de escritorio salir a la calle y ser tú mismo el mejor vendedor de tu organización. Esto creará una sinergia tremenda!
  7. Evalúa tus precios. Las acciones de rescate de tu negocio tienen que ser una combinación de: más ventas y menos costos. Y para que haya más ventas es importante evaluar los precios de tus productos y servicios. En tiempos de crisis un ajuste moderado puede significar mantener a esos clientes fieles e incluso captar algún mercado potencial de gente que ahora más que nunca está buscando opciones de precios más favorables.

Como puedes ver, lo más importante en todo esto es actuar pronto y evitar endeudarse a ciegas. Prestar dinero, utilizar tarjetas de crédito para pagar servicios o compromisos con proveedores puede ser como el "tiro de gracia" para un negocio débil y moribundo.

Y para finalizar, me encantar recordar la historia de Donald Trump que en los años 80 cayó en quiebra y llego a tener una deuda por US 900 millones de dólares ¿Puedes imaginarlo?

Muchos lo daban por irremediablemente quebrado, sin embargo se levantó y hoy por hoy es uno de los magnates inmobiliarios más importantes del mundo.


Levantarse se puede, rescatar un negocio que va mal, se puede. Pero requiere mucha voluntad e inteligencia.

jueves, 24 de diciembre de 2015

¿Por qué quieres ser una víctima?


Llegué tarde porque llovía”, “he suspendido porque me tienen manía”, “es amigo del jefe y por eso le han ascendido”, “me han despedido por la crisis”, “solo si tienes contactos te colocas”, “con más de 40 años no te emplean en ninguna empresa”, “no me explicaron bien el contrato por eso lo firmé”, “Como no pude ir por la gripe, no contaron conmigo”,...
¿te suena familiar alguna de estas frases?

Estas son algunas de las explicaciones que se dan las víctimas. Son los demás o las circunstancias los culpables de lo que les pasa y también ambos son los responsables de sus emociones. En definitiva, ellos no pueden actuar para cambiar y mejorar su situación porque lo que les sucede depende de factores ajenos a ellos, y por tanto se declaran inocentes, quedando exentos de cualquier responsabilidad.

Pues bien, a corto plazo culpar a los demás o a nuestro entorno de lo que nos sucede y por tanto ponerlo fuera de nuestro control, puede tener algún efecto positivo como quitarnos ansiedad y aliviar el dolor, pero cuidado, el victimismo puede crear adicción y en el medio plazo renunciar a la posibilidad de cambiar las cosas es recorrer el camino hacia la infelicidad, al aislamiento, falta de credibilidad, resentimiento, es cerrar las puertas a una vida mejor, a llevar tus propias riendas, perder el poder de decidir sobre ti mismo y tu capacidad de acción y por tanto anular cualquier posibilidad de solución. 

Además, si esto no te parece suficiente, te lleva a no aprender, sobre todo aprender de tus errores, que son los que más nos enseñan, y no ver nuevas posibilidades, en definitiva, bloquea el camino del crecimiento y desarrollo personal además de profesional.

Cuando los Coaches encontramos detrás de nuestro coachee a una víctima, le hacemos tomar conciencia de las causas que han generado que él se considere una víctima y que se sienta incapaz de afrontar un problema, solo cuando es capaz de mirar como otro observador su situación, cuando se da cuenta de que él es el responsable de lo que sucedió, no las circunstancias ni los demás, cuando es capaz de encontrar y entender otros puntos de vista, se produce su transformación personal y es capaz de buscar soluciones y actuar y de esa forma cambiar su realidad.

Si te has identificado con este articulo y mantienes una actitud de víctima, cuida tu lenguaje, deja de justificarte y quejarte, no te des explicaciones que te impidan actuar y mírate como si no fueses tú, sino como si fueses otro, asume tu responsabilidad, aunque no la tengas toda, comprobarás que algo tendrás tu que ver. Y recuerda, si no formas parte del problema no formas parte de la solución.

Fuente Victoria Gimeno, executive coach y directora de

Relaciones Institucionales, IE University.