Si no has tenido la oportunidad o la capacidad de ir a la Universidad,
puede ser que este hecho sea más beneficioso que perjudicial. Verás, el sistema
educativo es tan malo en términos de desarrollar a los individuos que ir a la
Universidad, obtener un certificado académico, puede, y así es en muchos casos,
hacerte fracasar miserablemente en la vida.
Alrededor del mundo, los estudiantes universitarios
acumulan miles de dólares en deudas completamente innecesarias. La duración de
los cursos universitarios están diseñados de acuerdo a la conveniencia de los
profesores en lugar de la de los estudiantes, y al final, ellos terminan
pagando por esto.
En América Latina los cursos de siete años no son poco
comunes y las deudas que los estudiantes acumulan por estos cursos son
verdaderas deudas a diferencia de otros países. Así que si un estudiante no
puede cubrir los créditos estudiantiles, sus historiales crediticios se ven
perjudicados y con ello su capacidad de obtener una hipoteca, etc.
Es necesario un cambio de
mentalidad en todos los países alrededor del mundo. Los cursos necesitan ser reducidos a la mitad
para que los estudiantes puedan salir más pronto al mundo real con una deuda
menor y la capacidad de comenzar a ganar.
La
realidad es que si pones todas tus esperanzas de vida en algo externo a ti, un título académico, una persona, un
político, etc., vas en camino directo a la decepción.
El problema es que nos han vendido por generaciones que un
grado académico terminaría con tus problemas y, al igual que con el
Coeficiente Intelectual, nos han engañado.
Las estadísticas dicen sin duda que
las personas con grado universitario consiguen trabajo más fácilmente, con lo
que la primera conclusión es que, para conseguir trabajo, se requiere
forzosamente un grado universitario.
Un estudio de 1950 encontraba,
también categóricamente, que la mayoría de las posiciones ejecutivas
empresariales de los Estados Unidos poseían un CI superior a la media, con lo que se concluye que sólo las
personas de alto CI tienen acceso a puestos elevados en las organizaciones.
A partir de este conocimiento se
popularizaron e institucionalizaron las pruebas de medición del CI, mandando a la banca de deprimidos a
todos aquellos que no resultaban genios.
En realidad, lo que ocurría es que
las empresas privilegiaron por años la contratación de personas basados en los
resultados de las pruebas de medición del CI y no de sus capacidades personales
en aspectos, como se ha probado recientemente, mucho más significativo,
tales como la Inteligencia Emocional.
Esto sucede aún en la actualidad.
Incluso aquellos niños que puntúan alto en las pruebas de medición del CI son
motivo de enorme alegría en los padres de la criatura, aunque a veces el
conflicto se da en definir de cuál de los dos, padre o madre, fue heredado
el prodigioso intelecto.
Con el asunto del empleo puede estar
pasando, de hecho yo estoy seguro que así es, lo mismo que con el CI, que a la
hora de contratar por parte de las empresas y ante la enorme cantidad de
candidatos, una sencilla forma de
eliminar personas es utilizar el grado universitario, máster o doctorado como
filtro.
La triste realidad es que no se sabe
quién va a funcionar mejor en el puesto solicitado y se asume, basado en
condicionamiento social, que el que más grados tiene mejor lo hará.
Vamos, cualquiera que echase un
vistazo a las noticias de economía o política de hoy en día en casi todas las
latitudes del mundo se daría cuenta inmediatamente de que el mundo está regido
o dirigido por retrasados mentales.
Ya los norteamericanos en los años 80 se dieron cuenta de que sus
políticas de contratación de altos ejecutivos basadas en el CI habían llevado a
los Estados Unidos a una posición de enorme debilidad industrial frente a los
países asiáticos.
Nuestro culto por los grados
universitarios nos lleva a creer en países como España que un profesor
universitario puede llevar las riendas del país hacia la solvencia social,
económica y moral.
Un profesor que, probablemente, cree
que contar con alumnos a quienes no les queda más remedio que sonreír a sus
desgastadas expresiones es garantía de que en el país se va a encontrar con lo
mismo. Como cualquier otro profesor del mundo, solo pueden demostrar absoluta
intolerancia ante la disidencia o las ideas diferentes
En resumen, le insistimos a nuestros
hijos hasta el cansancio de que si no tienen estudios universitarios
certificados no tendrán nada parecido al éxito en el mundo, percibimos
claramente que sólo los de más estudios y grados son contratados
independientemente de sus capacidades humanas personales y observamos con
estupor que la sociedad entera se está yendo al caño gracias a las decisiones
de estos genios.
Quiero dejar claro que estoy totalmente a favor de
la obtención de grados académicos, ya sea un Máster, Doctorado o lo que sea que
quieran y puedan lograr.
¿Entonces? Aclaro, la Universidad daña si:
1. Es considerada el fin de los estudios y no un medio.
2. Si persiste el deplorable sistema de estudios basado en la acumulación
de conocimientos, con cerca de quinientos años de obsolescencia.
3. Si terminas por identificarte con el título, disminuyendo así tu
verdadero valor y ser.
4. Si pensamos que con eso se resuelven todos los problemas de nuestra
vida.
5. Si nos olvidamos de que el conocimiento en cualquier rama se duplica al
menos cada 22 meses, por lo que si no aprendemos a aprender estamos gastando
inútilmente tiempo y dinero.
6. Si perdemos de vista que, en cualquier grado técnico, al acabar el
tercer año, todo lo que aprendimos en los dos anteriores ya es obsoleto.
7. Si nos olvidamos de que al terminar de estudiar es altamente probable
que los puestos de trabajo que existían al empezar ya no existan.
8. Te lleva casi irremediablemente hacia un empleo, de esos que cada vez
son más escasos y de esos que solo te van a convertir en un esclavo mal
pagado del siglo XXI. Además, hace que te conformes con mucho menos de lo
que realmente puedes lograr y disfrutar.
9. Si pensamos que un grado o título universitario nos convierte en alguien
superior a otro ser humano.
Por todo esto, y seguro que algo más, es que estudiar en la Universidad
puede dañar.
Y hay un grupo de personas que lo
están haciendo muy bien en el mundo, en la sociedad, y que no gozan
precisamente de intelectos envidiables. No carecen de Intelecto, no, pero en lo que muestran maestría es en
habilidades emocionales y sociales.
¿Cuáles son estas habilidades? Los estudios indican que capacidades tales como la persuasión, la habilidad para trabajar en equipo, saber comunicarse
con precisión y claridad, tener espíritu de servicio, ser empático, el
liderazgo, la cooperación con las metas de grupo, la asertividad, etc., forman parte de las esenciales habilidades
emocionales de los individuos con Inteligencia Emocional.
Desafortunadamente, ninguna de estas habilidades se adquiere con los grados
Universitarios. En realidad, es exactamente lo opuesto.
Así que si careces de estudios universitarios y has
pensado toda la vida que tenías oportunidades limitadas, no solamente es esto
falso, sino que es probable que, sin saberlo, goces del beneficio de no haber
estado en la Universidad. Es probable que te mantengas inocente, aprendiendo
cada día, pensando que el mundo está lleno de oportunidades, buscando emprender
y no en emplearte y sabiendo a ciencia cierta que tienes en tus manos la
llave a la libertad y a la prosperidad. Llave que ninguna Universidad ni ningún
político te va a dar porque es tuya por esencia divina.
Tal vez, en pocos años,
habremos acabado con este paradigma y con muchos otros, como el de que trabajar
mucho da resultados, por ejemplo, y la tierra, con licenciados, ingenieros o
sin ellos, sea un lugar mejor para habitar.
Aunque hay cientos de miles de personas exitosas sin un
título universitario. Aquí les menciono algunos de mis emprendedores favoritos
que hicieron fortunas sin contar con un
título universitario.
Cuando a Larry Page se le ocurrió la idea de Google, tuvo que dejar la
universidad para llevarla a cabo. Cuando Steve
Jobs tuvo la idea de Apple, tuvo
que dejar la universidad para llevarla a cabo.
Abraham Lincoln, abogado y presidente de los Estados Unidos de América. Concluyó un año de escolaridad, leyó a
Blackstone por su cuenta para convertirse en abogado.
Coco
Chanel, fundadora de la marca de
moda Chanel
David
Geffen, millonario fundador de Geffen Records y cofundador de DreamWorks. Abandonó la universidad
después de un año.
Henry
Ford, millonario fundador de Ford Motor Company. No asistió a la universidad.
Ingvar
Kamprad, fundador de IKEA, uno de los hombres más ricos del mundo, padece
dislexia.
John Mackey,
fundador de Whole
Foods Se inscribió y dejó la universidad en 6 ocasiones.
Milton
Hershey, fundador de Hershey’s Milk Chocolate. Sólo obtuvo educación hasta cuarto grado.
Ray
Kroc, fundador de McDonald’s. Abandonó su educación en la secundaria.
Walt Disney, fundador de Walt Disney Company. Dejó la escuela a los 16 años.
Amadeo Peter Giannini, multimillonario fundador de Bank of America. Abandonó la secundaria.
Sir Richard Branson, fundador y CEO de Virgin Group, grupo de más de 360 empresas. Dejó la escuela a los 16.
Estos son sólo algunos de los emprendedores que han
demostrado que el éxito no depende de los títulos o grados universitarios que
se tengan, sino de la determinación, constancia y disciplina para seguir
adelante y conseguir sus sueños.
Fuentes Erik Kikuchi
Francisco Cáceres
Si bien es cierto q hay personajes muy destacados...sin haber asistido a la Universidad. ..no hay q desmeritar el esfuerzo de quienes siguiendo su vocación y talentos...desean mejorarlos capacitandose universitariamente
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