Por el
tipo de mueble que realizan y por la peculiaridad de sus clientes, una de las
competencias fundamentales de casi todo el personal de una carpintería es la capacidad de trabajar en equipo,
todos juntos en la misma dirección.
¿Y dónde no es necesaria esa competencia? ¿Cuantos problemas
vemos por falta de sinergia entre los
miembros de un equipo sea deportivo, político, o empresarial...?.
Esta es la historia de las herramientas de una carpintería que convocaron una reunión para tratar de arreglar
sus diferencias. El martillo se autoproclamó director de la reunión, pero el
resto de herramientas dijeron que tenía que renunciar, porque hacía demasiado
ruido. Se pasaba el tiempo golpeando. El martillo aceptó la recusación, pero
pidió que El Tornillo también fuera apartado de la dirección porque había que
darle muchas vueltas para que sirviera de algo.
Ante
semejante ataque, el tornillo también recusó al Papel de Lija, porque era muy
áspera en el trato y siempre tenía fricciones con los demás.
La lija
aceptó igualmente su recusación pero "en venganza" pidió que fuera
expulsado El Metro, porque siempre medía a los demás según su medida, como si
fuera el único perfecto. El metro aceptó pero recusó al Serrucho.
En ese
momento entró el carpintero en la carpintería y las herramientas dieron por
finalizada la reunión. El carpintero se colocó el delantal e inició su trabajo.
Utilizó el martillo, el papel de lija, el metro, el tornillo y el serrucho, y
al final el tosco bloque de madera se transformó en un estupendo mueble. Al
terminar su trabajo, el carpintero se fue, y la carpintería volvió a quedar
nuevamente sola.
La
asamblea reanudó sus deliberaciones, y el serrucho dijo:
Ha
quedado demostrado que todos tenemos
defectos. Pero el carpintero ha
trabajado con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que
no nos fijemos en lo peor de nosotros
sino en la fortaleza de nuestros puntos fuertes.
La
asamblea encontró entonces que:
El Martillo era fuerte,
El Tornillo unía y daba fuerza,
La Lija afinaba y eliminaba
asperezas,
El Metro era preciso y exacto
Y
con el Serrucho se cortaban los trozos
de madera que no servían.
Todos
tenemos virtudes y defectos, pero en la convivencia con otros solemos fijarnos
en estos segundos. ¿Te imaginas que pensáramos en la mejor manera de
complementarnos con los que nos rodean, potenciando lo positivo de ellos y
olvidando lo negativo?
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