Lo habitual es
que los 30 sea la etapa para asentarse, después de haber asumido riesgos
en los 20 y haberte conocido a ti mismo.
En esta edad lo normal es estar muy ocupado
formando una familia y ascendiendo en el trabajo. Aquellos que ya han
pasado esta década afirman que al acumularse las responsabilidades, se vuelve
más fácil desatender relaciones sociales e ignorar oportunidades que nunca
volverán.
Abandonar las aspiraciones más altas
Los veinteañeros no suelen querer asentarse en
un trabajo que no les apasione, pero antes de que lo sepan, ese trabajo aparece
en su camino. Algunos señalan que su mayor error fue convertirse en un “adicto al salario mensual”, en el
sentido de que se aferraron a la seguridad de un trabajo en lugar de perseguir
la satisfacción laboral.
Si alguna vez quisiste emprender un negocio o
perseguir un proyecto, será aún más difícil según crezcan tus responsabilidades.
Poner tu carrera por delante de tu familia y amigos
No sólo trabajes. Vive, consigue experiencias.
Cuanto más viejo te hagas, más difícil es conseguir relaciones valiosas.
Fomenta eso mientras eres joven, así se expresaba el diseñador de productos de
Microsoft Micheal Dorian Bach, quien está al
final de sus 30.
Desatender la salud
Hay quien señala que perseguir progresar en la
carrera puede mermar la salud. “Estar saludable es la prioridad número uno, no
pases los 30 lento y cansado todo el tiempo. Apesta”, aconsejan algunos. Desarrolla una rutina de ejercicios, y
disfruta de tu movilidad mientras eres aún joven.
Perder la oportunidad de tener hijos
Alison Whitmire comparte una historia personal
sobre como priorizó su carrera y perseguir una nueva oportunidad en lugar de
intentar ser madre. Años después, tras un embarazo fallido y acabar divorciada,
se volvió a casar y tuvo un bebé a los
43. Se dio cuenta de que nunca estás adecuadamente preparado para tener
hijos, y si quieres uno, lo mejor es
hacerlo antes de que sea demasiado tarde.
No pasar suficiente tiempo con sus padres
El emprendedor y bloguero James Altucher, quien tiene ahora 46, escribe
sobre un recuerdo particularmente difícil para él: “Cuando tenía 34 le
colgué el teléfono a mi padre durante una discusión y nunca le devolví sus
llamadas. Seis meses después tuvo un derrame cerebral y murió. Una semana
después de que me hubiese escrito un correo para ver cómo estaba; correo que no
contesté. Lo siento papá”
Puede ser fácil olvidar que tus padres se hacen
mayores al mismo tiempo que tú. Que no sean algo que das por hecho.
No establecer bases financieras para el futuro
Según crecen tus responsabilidades, puede
parecer que lo poco que podrías ahorrar no supondrá mucho cuando llegue la
jubilación, pero será aún más difícil si
empiezas a ahorrar a los 40.
Dejar de pasarlo bien
Sólo porque los 20 no volverán no significa que
tengas que dejar de disfrutar de la vida. Algunas experiencias señalan que
usaron la primera mitad de los 30 en perseguir dinero y sólo les hizo infelices
y más cínicos ante la vida.
Haz planes, viajes, cosas diferentes con tu
pareja. Viaja con tus hijos. Ve a
conciertos, espectáculos o eventos deportivos con tus mejores amigos. No
olvides que el dinero por el que trabajas no sirve de nada si eres miserable.
Fuente:
BussinessInsider
No debemos olvidar las actividades y metas que nos propusimos a los 20...
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