jueves, 24 de agosto de 2017

El Fabuloso Poder de la SONRISA

¿Quieres una vida con mejores resultados?: entonces Sonría, por favor.
A veces sonreír es la mejor forma de contribuir a cambiar el mundo.
¿Qué tienen en común un policía que te para por exceso de velocidad, un guardia de seguridad de un campo de fútbol, o un portero de discoteca al que no le gusta la ropa que Ud. lleva? Seguro que se le ocurren varias, pero una de las más probables es la de que NINGUNO SONRÍE.
La ausencia de SONRISA es una de las mejores maneras para DISTANCIARSE EMOCIONALMENTE Y EJERCER LA AUTORIDAD, tantas veces anhelada por los cuerpos de seguridad o por los gorilas de discoteca.
Sonreímos para agradar, más que para exteriorizar nuestra felicidad...
Curiosamente y en términos generales, las personas sonríen más cuando se involucran en interacciones sociales que cuando experimentaban alegría. Los chimpancés usan la SONRISA VOLUNTARIA para desviar el comportamiento hostil del jefe dominante, y para hacerse amigos de otros monos o humanos. Los psicólogos lo confirman observando a los niños: Éstos prefieren acercarse a los extraños que les sonríen.
Si la sonrisa es un SALUDO UNIVERSAL CUYA FINALIDAD ES LA DE AGRADAR. La falta de sonrisas busca ATEMORIZAR O GENERAR DISTANCIAS y si no, piense en los policías y en su frío saludo cuando le piden la documentación.
De pequeños, la sonrisa de nuestros padres nos va dando seguridad en lo que hacemos. De adultos cuando nos equivocamos o nos avergonzamos socialmente porque hemos dicho algo incorrecto en plena exposición en público, SOLEMOS SONREÍR PARA REBAJAR EL IMPACTO DE NUESTRO ERROR.
Y el hecho de que nos devuelvan la sonrisa, es un refuerzo positivo que necesitamos, en especial CUANDO ALGUIEN TIENE PODER SOBRE NOSOTROS.
Una forma de elevar abismos entre los empleados consiste en no sonreírles al verlos o al solicitarles alguna tarea. SI DESEA GENERAR MIEDO ENTRE SU GENTE, YA CONOCE LA PRIMERA REGLA: NO SONRÍA.
Los asesores de imagen recomiendan que cuando entres en un lugar público, lo hagas con una sonrisa. Eso crea un clima de confianza que genera cercanía; y cuando la  cercanía es mayor los vínculos emocionales también son más fuertes, lo que da lugar a un contexto de comunicación más positivo y agradable (y la comunicación lo es todo) que predispone a un mejor entendimiento entre las partes y FACILITA QUE LAS RELACIONES FLUYAN.
Viviendo en Bogotá cuando salía por las noches de mi oficina de regreso a casa paraba a cenar en el mismo restaurante. Una noche, el dueño del local se me acercó para agradecerme la confianza depositada en el restaurante. Entonces aproveche para preguntarle el secreto del exquisito trato con el que el personal atendía a los clientes:
– ¿Qué hace Vd. para contratar estos camareros y que atiendan con tanta amabilidad y servicio, le pregunte?
La respuesta del encargado fue contundente:
– Yo no contrato camareros... contrato gente que sonría de manera natural y luminosa, y luego les enseño a hacer las mesas.
Esto debería servir de ejemplo a muchas personas (especialmente del sector servicios) que están cara a cara con el cliente y cuyo trato deja bastante que desear. Hay camareros y camareras que cuando atienden parece como que te están perdonando la vida. Buen recordatorio es la filosofía del Hotel Ritz. En una zona reservada para el personal, hay un cartel que dice: «Sonría, es parte del uniforme».
Podríamos poner otros muchos ejemplos, como el eslogan de un conocido anuncio de televisión que proclama: “Sonreír no pasa de moda”. Así es. No sólo no pasa de moda sino que la sonrisa forma parte de la naturaleza humana:
Toda la gente sonríe en el mismo lenguaje. La sonrisa no conoce fronteras, ni culturas, ni razas, ni edades, ni estatus, ni sexo... La sonrisa nos conecta emocionalmente a todos sin excepción, con independencia de la latitud en que nos encontremos.
Las personas pueden crear un ambiente alegre y lleno de felicidad con el simple acto de sonreír. Sonreír provoca una carga electrónica en el cerebro, que produce alegría y transmite este sentimiento a las personas que miran a quién sonríe.
Sonreír es, probablemente, el signo más evidente de bienestar con uno mismo, con los demás, y con la vida en general. Si no sabes sonreír es que no sabes vivir. La sonrisa es el idioma universal de los seres inteligentes.
Habitualmente la persona que no sonríe es porque por algún motivo no se siente a gusto consigo misma. ¿Cómo califica la prensa la recuperación de algún personaje conocido después de alguna desgracia, ya sea un accidente, una enfermedad, una ruptura matrimonial o el fallecimiento de un familiar? Con estas palabras: “Vuelve a sonreír”.
El poder de una sonrisa puede llegar a ser incalculable como escribe Frank Irvin Fletcher en su famoso poema “El valor de la sonrisa“. Entre otras cosas, dice:
·         Crea felicidad en el hogar,
·         Favorece el trato en las reuniones, y la cortesía entre los amigos.
·         Elimina el cansancio.
·         Es amanecer del desánimo, crepúsculo de la tristeza, y el mejor antídoto natural para los problemas.

Las desgracias y los golpes de fortuna ejercen una influencia pasajera sobre el estado de ánimo, que suele regresar a su nivel habitual, como muy tarde, al año del fallecimiento de un familiar, de un premio en la lotería, de un salto profesional… o a partir de una simple sonrisa..!!
A pesar de todo lo apuntado, la sonrisa, por desgracia, no abunda todo lo que sería deseable. La falta de sonrisa comienza a ser preocupante. Los rostros de las personas, que reflejan su alma, empiezan a manifestar estados epidémicos de insatisfacción; son tristes, encorsetados y asustados.
Debemos promover el hecho de que la gente se mire a los ojos y sonrían... Tratemos de fomentar el sonrising, (el deporte de sonreír), pues añade enorme  valor a las interacciones sociales como  fuente de salud.
Evidentemente, LA SONRISA DEBE SER NATURAL, SINCERA y no forzada (el cinismo está de moda), porque todo lo que no lleva el sello de la autenticidad, suele estar condenado al fracaso.
Lo que triunfa son LAS SONRISAS QUE NACEN DE LO HONDO DEL CORAZÓN. Por ello, si tiene que seleccionar personal para su negocio, sobre todo si es de cara al público, busque personas que “sonrían por vocación“.

Se puede enseñar a sonreír, claro que sí, pero es mejor y más rápido rodearse de personas que lo hacen desde el convencimiento. Como sentencia un proverbio chino: “La persona que no sabe sonreír no debe abrir tienda”.

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