La
FORTALEZA MENTAL es un arma indispensable cuando se participa en actividades competitivas (deportivas,
laborales o estrictamente personales) y también cuando se lucha por conseguir
un objetivo a largo plazo.
Dicha fortaleza
está firmemente ligada a la motivación; crece gracias a ella. Para
desarrollarla, hemos de reforzar sus principales componentes, que son éstos:
·
Concentración: Capacidad para mantenerse enfocado en
esa dirección.
·
Control: Capacidad de mantener el equilibrio
anímico.
·
Autoconfianza: Conocimiento y convicción sobre las
propias capacidades.
·
Resiliencia: Capacidad de sobreponerse y dejar atrás
las circunstancias adversas.
Vivimos en un mundo muy exigente; la mayoría de nosotros
tenemos que trabajar en
exceso, hacer cosas que nos desagradan para complacer a los
demás, y nuestros miedos personales son cada vez más fuertes.
A veces es muy difícil tener fortaleza mental por culpa de todo
esto. Cada día nos rodean más amenazas: no hay empleo, o si tenemos uno no ganamos
lo suficiente, nos rodean personas tóxicas…
Estamos tan acostumbrados a lo malo que no nos damos
cuenta que entre toda esa negatividad existen también cosas maravillosas por
las que vale la pena seguir viviendo y luchando.
Por esa razón he querido escribir este artículo. Sé que
es difícil mantener tu fuerza mental cuando todo va mal, cuando estás en
un agujero del que parece que no vas a poder salir.
Yo pasé por una situación similar cuando mi primer negocio casi me dejó
arruinado, estuve a punto de perder mi casa, y vi cómo mis “supuestos” amigos
se alejaban porque ya no les interesaba alguien sin dinero ni nada de lo
que poder beneficiarse.
Estos son los 7 pasos que seguí para recuperar mi fortaleza mental
cuando todo era una catástrofe en mi vida, y estoy seguro de que a ti también
te ayudarán si estás pasando por una mala situación.
7 pasos para tener fortaleza mental en tus peores momentos
1.
Concéntrate SÓLO en lo que puedes controlar
Cuando jugamos, lo hacemos para ganar, no para perder. Si te
presentas a una entrevista de trabajo, es para que te contraten, no para pasar
el rato.
Si decides crear tu propio negocio, es para ser tu propio jefe y generar
ingresos, no para tener algo que contar a tus amigos.
Pero a veces, las
cosas salen mal, y no es por tu culpa: es porque hay
situaciones o momentos que tú no puedes controlar.
Si eres como yo, tu
reacción será culparte, pensar una y otra vez qué hiciste mal o
qué podrías haber cambiado.
Sin embargo, después de algunas
decepciones en mi vida – y también muchas alegrías – me he dado cuenta de que
tener esa actitud sólo te
hará daño y no te dejará avanzar.
Si has hecho todo
lo que has podido porque eso saliese bien, y las circunstancias
te lo han impedido, ¿por qué seguirte golpeando si no es tu culpa?
No estamos acostumbrados a abrazar lo que viene tal y
como es, sea bueno o malo, y por eso nos
frustramos tanto y, mientras nos hundimos en ese dolor, no
avanzamos hacia adelante.
Aprende a aceptar el dolor y la
alegría, toma las lecciones que te enseñen, y sigue tu camino.
Concéntrate sólo en aquello que puedes controlar, y tu vida será mucho más
fácil.
2. Trata de aprender algo nuevo cada semana
¿Alguna vez has sentido que todos los días parecen iguales,
y eso te quita la fuerza que antes tenías poco a poco? Cuando eras pequeño
estabas ansioso por descubrir algo nuevo cada día.
Pero ahora, al crecer, has perdido esa curiosidad.
Y con ello también has abandonado tu costumbre de enfrentarte a nuevos retos
para lograr lo que deseas y salir de tu zona de confort.
Por eso es tan importante que te habitúes a aprender algo nuevo cada semana,
porque de este modo fortalecerás tu mente y estarás más preparado para los
peores momentos.
Lee un libro, mira una película o un documental que te
puedan enseñar algo; sal a la calle y socializa con gente que no conozcas para
poner tu mente a funcionar.
Mantenerte ocupado con este tipo de cosas también te permitirá que tu mente no esté demasiado
libre para pensar (o más bien
obsesionarte) con tus problemas.
3. Mantén un buen equilibrio emocional
Algunos de nosotros tenemos más altibajos que otras
personas. Cuando nos pasa algo malo, nos
duele hasta el infinito. Y cuando algo bueno ocurre, nos
emocionamos demasiado.
Cuantas más intensas sean estas emociones, más probable
será que te decepciones
en momentos que en realidad no son tan malos.
La clave para tener fortaleza mental en estas
situaciones, y no sentirnos tan mal, es distanciarnos
lo suficiente de ese hecho y mirarlo de forma objetiva, viendo
sus cosas negativas, pero también las positivas que pueda haber.
Cuando debas enfrentarte a algún problema que sepas que
va a impactar de forma grande en ti, visualízate
calmado y preparado para afrontarlo.
Actúa como si ya hubieses estado en esa situación cientos de veces, y
poco a poco verás cómo recobras las energías para hacerle cara a cualquier
contratiempo que se te presente.
4. Mira tú situación o tus problemas de forma objetiva
A las personas que no tienen mucha fortaleza mental
cualquier piedra pequeña en el camino les
parece una montaña.
No hay nada 100%
bueno ni 100%
malo: depende de cómo lo percibas tú. Por eso debes intentar
ver siempre las cosas de la forma más objetiva posible.
Quizás tú creas que algo que te ha sucedido es una
catástrofe; pero ¿por qué no lo miras como una valiosa lección que puedes aprender
para estar preparado en el futuro?
5. Disfruta de los buenos momentos
La vida no está compuesta sólo de malos momentos. Igual
que después de la lluvia sale el sol, a ti te pasarán cosas positivas y también negativas.
Por eso, cuando vivas esas situaciones que te hacen
sentir feliz, motivado y alegre, disfrútalas
todo lo que puedas.
Hacer esto te permitirá darte cuenta de que, aunque estés
atravesando un mal momento, al
final pasará; y llegarán otros mejores que reemplazarán esa
angustia, dolor o tristeza que estés sintiendo.
Porque, aunque tú no lo creas, nada dura para siempre.
No hay ningún mal que te vaya a perseguir durante toda tu vida.
Así que aprovecha el lado bueno de las cosas cuando te
pasen, y no dejes pasar
ninguna oportunidad de la que luego te puedas arrepentir.
6. Ponte retos a ti mismo
La principal forma de construir una buena fortaleza
mental es poniéndote retos
que te asusten o que no te atrevas a realizar.
Cada vez que superes uno de esos desafíos, te darás
cuenta de que no era tan
difícil o tan temible como tú suponías.
Lo mejor de todo es que te sentirás bien contigo mismo por haber
tenido el valor de enfrentarte a ello, y notarás una gran energía y motivación
para ir a por el siguiente reto.
Así que piensa qué te da miedo, vergüenza, o no te
atreves a hacer, y da el paso para hacerle
cara y superarlo. Te aseguro que cuando lo logres, será la
mejor sensación que has tenido en toda tu vida.
7. Olvídate de las opiniones de los demás
Uno de los mayores motivos por los que muchas personas
tienen inseguridad emocional es
porque se preocupan
demasiado por las opiniones de otros.
Y eso hace que sus fuerzas
desciendan o las pierdan completamente.
A veces pensamos lo mal que podemos vernos frente a otros
si decimos algo equivocado, o lo
avergonzados que nos sentiremos si hacemos algo concreto.
Pero el verdadero problema es que al pensar así dejamos de ser nosotros mismos.
Dejamos de creer en nosotros, en nuestras habilidades y talentos, en las cosas
que hacemos bien.
No confiamos en nosotros porque
estamos más pendientes de ser como los demás que de ser nosotros mismos. Y eso
disminuye nuestra fortaleza mental.
Si te falta autoestima y confianza en ti mismo,
¿cómo vas a tener la fuerza para enfrentarte a tus retos a tus peores miedos?
Es imposible.
Deja ya de preocuparte tanto por lo que dirán los demás,
y haz lo que TÚ desees.
Vive tu vida, no vivas la de otros. De lo
contrario, cuando seas viejo y estés a punto de morir, mirarás atrás y verás
que ya es demasiado tarde para arreglarlo.