Recuerdas cuando te dijeron de repente: "Quiero que
pronuncies unas palabras el día de mi boda", o “Ven al frente y explicas",
o en la entrevista de trabajo: "Tiene cinco minutos para hablarme de
usted”. Nervios, Estrés, Angustia. Y manos a la obra. Toda la vida ensayando
delante del espejo y resulta que sirve para muy poco.
En nuestro país
existe un déficit en el manejo de la oratoria.
Proponemos SIETE CLAVES
y varias pistas para mejorar esta destreza comunicativa
Los expertos de oratoria consultados aseguran que delante del cristal no se
puede estar atento a los movimientos del cuerpo, al tono de voz y al mensaje.
Dicen que a la hora de preparar un discurso lo mejor es grabarse con el móvil y
analizarse después. Dicen que nadie nace comunicador. Y dicen, incluso, que,
con una buena formación, se logran abrir las enrevesadas puertas del empleo.
La verdad es que tenemos mucho miedo al ridículo, En las escuelas de negocio, donde
hay muchas nacionalidades, los latinos siempre son los más recatados. Junto con
el inglés y una titulación, hablar bien en público es fundamental para decantar
la balanza a la hora de encontrar un trabajo.
La distancia entre la universidad y la
empresa es notoria y una gran realidad. Un informe en el que 19 grandes
compañías, como Coca-Cola, BMW, Seur o Ikea, han detectado que existe un
déficit en la preparación de los recién titulados en dos aspectos clave como
son: el
conocimiento y las aptitudes comunicativas.
Estas firmas consideran que los estudiantes
tienen escasa formación en idiomas y pocas habilidades a la hora de negociar y comunicar. Los estudiantes, según este mismo análisis, creen que lo más importante
para acceder a un empleo son los conocimientos específicos y relegan a un
segundo plano destrezas como la oratoria o el trabajo en equipo.
Existen jóvenes con una formación
espectacular pero no se saben vender.
Hay que insistir en que para completar un buen currículum hay que saber manejar técnicas de oratoria.
Para mejorar en esta disciplina, al margen
de toda la información que podamos encontrar en la red, distintas universidades
y empresas han apostado por incluir cursos y másteres en su formación
académica. Aunque se trata de una materia de la carrera de Comunicación,
cualquiera puede matricularse y obtener una certificación.
La gente de a poco va entendiendo que lo
que diferencia el éxito y el fracaso es la buena venta personal.
En el sistema educativo no existen
asignaturas obligatorias de oratoria. Ni siquiera en las facultades de periodismo,
comunicación audiovisual y publicidad. En
las universidades se enseña a memorizar, a recitar y a no participar. Las
materias de comunicación oral, independientemente de lo que se estudie,
deberían ser obligatorias en todas las facultades. Resulta “incomprensible” que
no se trabaje desde la escuela y ver que la gran mayoría de los estudiantes son
incapaces de explicar verbalmente lo que aprenden. Lo más grave dentro de la
Educación, en comparación con otros países, es que no existen exámenes orales.
Hablar bien en público es básico: se necesita para el 89% de las profesiones.
La situación en Estados Unidos es
radicalmente opuesta. Entre los 14 y 18 años existe una materia voluntaria que
se llama Public Speaking [Hablar en Público].
Para esta misma franja de edad, existe una liga de debate conocida como Speech and Debate en la
que participan más de 130.000
estudiantes cada año.
Después, en la universidad, existen
asociaciones de larga trayectoria como la American Forensics Association, que promueve competiciones en todo el país. Y, por si fuera poco, las
facultades pagan a jóvenes promesas del deporte cursos conocidos como Media Training
[Formación en Medios de Comunicación].
Este entrenamiento consiste en enseñar dotes comunicativas a los alumnos para que sepan responder bien
delante de las cámaras.
La mayoría de los estadounidenses tienen
muy claro que cuando tienen un micrófono delante representan una marca,
una imagen y unos valores. En este país, existe un factor cultural
muy arraigado que ralentiza el despegue de las clases de oratoria. Pronunciar
bien el inglés y responder continuamente en clase son dos pequeños ejemplos de
situaciones cotidianas que están mal vistas por gran parte de los alumnos.
Todos reconocen, sin embargo, que la
situación está cambiando, pero la diferencia con Estados Unidos sigue siendo
muy grande. A comunicar se aprende comunicando y todo es cuestión de
práctica. Pero es muy importante que se enseñe desde
bien pequeños.
Siete claves para hablar
bien en público
1. Gestionar el tiempo. ¿Cuánto tiempo
vamos a estar hablando? Esto es lo primero que debemos saber antes de
planificar nuestro discurso. Se recomienda terminar antes de la hora pactada,
nunca sobrepasarse. Hay que tener claro que lo importante no es contar todo
sino contar lo más interesante.
2. Analizar tu auditorio en dos sentidos Lo primero: no es lo mismo hablar ante
universitarios que ante empresarios. Conocer el perfil de los asistentes a la
ponencia varía el enfoque de la alocución y nos ayuda a estar preparados ante
posibles preguntas.
Segundo: conocer el lugar. ¿Hace frío
hace, hace calor?, ¿tengo micrófono de mano o hablaré a viva voz?, ¿las sillas
de los asistentes son cómodas o incómodas, ¿hay Wifi o no?
3. Hablar con entusiasmo. El 80% del éxito de una buena charla es
nuestra actitud. Sonreír, subir y bajar
el tono, mostrar énfasis, mover las manos... El público recordará lo que el
orador les hizo sentir. La memoria está enfocada a las sensaciones.
4. ¿Qué tengo que llevar? El
material tiene que ser un complemento. Es bueno poner vídeos y fotos. Las
imágenes, al igual que las historias propias y las anécdotas, siempre se
recuerdan mejor. Nota importante: todos los estudios afirman que a los 15 o 20
minutos el público desconecta. Ahí, por tanto,
sería bueno introducir el material audiovisual.
5. Mensaje directo, al grano.
Arrancar con el “bueno pues” se considera casi un atentado en la oratoria. A la hora de plantear un
discurso, con independencia de la duración, hay tres conceptos: anticipo la idea de mi mensaje, la desarrollo y la recapitulo. El público tiene que entender que hay un
beneficio en escucharte.
6. ¿Moverse o no moverse? Es muy importante el movimiento. No hay que estar sentado pero tampoco bailando. Con naturalidad, con
dinamismo, sin pasarse y sin extremos. No hay un estilo específico ni un
comunicador ideal. En función del tema, modelo, o público todo cambia.
7. Preparar y practicar, preparar y practicar. A comunicar se aprende comunicando. Y así
se gana naturalidad, convicción, credibilidad, y confianza.
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