domingo, 18 de junio de 2017

¿Por qué hablo tan mal en público?

Recuerdas cuando te dijeron de repente: "Quiero que pronuncies unas palabras el día de mi boda", o “Ven al frente y explicas", o en la entrevista de trabajo: "Tiene cinco minutos para hablarme de usted”. Nervios, Estrés, Angustia. Y manos a la obra. Toda la vida ensayando delante del espejo y resulta que sirve para muy poco.

En nuestro país existe un déficit en el manejo de la oratoria.
Proponemos SIETE CLAVES y varias pistas para mejorar esta destreza comunicativa

Los expertos de oratoria consultados aseguran que delante del cristal no se puede estar atento a los movimientos del cuerpo, al tono de voz y al mensaje. Dicen que a la hora de preparar un discurso lo mejor es grabarse con el móvil y analizarse después. Dicen que nadie nace comunicador. Y dicen, incluso, que, con una buena formación, se logran abrir las enrevesadas puertas del empleo.

La verdad es que tenemos mucho miedo al ridículo, En las escuelas de negocio, donde hay muchas nacionalidades, los latinos siempre son los más recatados. Junto con el inglés y una titulación, hablar bien en público es fundamental para decantar la balanza a la hora de encontrar un trabajo.
La distancia entre la universidad y la empresa es notoria y una gran realidad. Un informe en el que 19 grandes compañías, como Coca-Cola, BMW, Seur o Ikea, han detectado que existe un déficit en la preparación de los recién titulados en dos aspectos clave como son: el conocimiento y las aptitudes comunicativas.
Estas firmas consideran que los estudiantes tienen escasa formación en idiomas y pocas habilidades a la hora de negociar y comunicar. Los estudiantes, según este mismo análisis, creen que lo más importante para acceder a un empleo son los conocimientos específicos y relegan a un segundo plano destrezas como la oratoria o el trabajo en equipo.
Existen jóvenes con una formación espectacular pero no se saben vender. Hay que insistir en que para completar un buen currículum hay que saber manejar técnicas de oratoria.
Para mejorar en esta disciplina, al margen de toda la información que podamos encontrar en la red, distintas universidades y empresas han apostado por incluir cursos y másteres en su formación académica. Aunque se trata de una materia de la carrera de Comunicación, cualquiera puede matricularse y obtener una certificación.
La gente de a poco va entendiendo que lo que diferencia el éxito y el fracaso es la buena venta personal.
En el sistema educativo no existen asignaturas obligatorias de oratoria. Ni siquiera en las facultades de periodismo, comunicación audiovisual y publicidad. En las universidades se enseña a memorizar, a recitar y a no participar. Las materias de comunicación oral, independientemente de lo que se estudie, deberían ser obligatorias en todas las facultades. Resulta “incomprensible” que no se trabaje desde la escuela y ver que la gran mayoría de los estudiantes son incapaces de explicar verbalmente lo que aprenden. Lo más grave dentro de la Educación, en comparación con otros países, es que no existen exámenes orales. Hablar bien en público es básico: se necesita para el 89% de las profesiones.
La situación en Estados Unidos es radicalmente opuesta. Entre los 14 y 18 años existe una materia voluntaria que se llama Public Speaking [Hablar en Público]. Para esta misma franja de edad, existe una liga de debate conocida como Speech and Debate en la que participan más de 130.000 estudiantes cada año.
Después, en la universidad, existen asociaciones de larga trayectoria como la American Forensics Association, que promueve competiciones en todo el país. Y, por si fuera poco, las facultades pagan a jóvenes promesas del deporte cursos conocidos como Media Training [Formación en Medios de Comunicación]. Este entrenamiento consiste en enseñar dotes comunicativas a los alumnos para que sepan responder bien delante de las cámaras.
La mayoría de los estadounidenses tienen muy claro que cuando tienen un micrófono delante representan una marca, una imagen y unos valores. En este país, existe un factor cultural muy arraigado que ralentiza el despegue de las clases de oratoria. Pronunciar bien el inglés y responder continuamente en clase son dos pequeños ejemplos de situaciones cotidianas que están mal vistas por gran parte de los alumnos.
Todos reconocen, sin embargo, que la situación está cambiando, pero la diferencia con Estados Unidos sigue siendo muy grande. A comunicar se aprende comunicando y todo es cuestión de práctica. Pero es muy importante que se enseñe desde bien pequeños.

Siete claves para hablar bien en público

1. Gestionar el tiempo. ¿Cuánto tiempo vamos a estar hablando? Esto es lo primero que debemos saber antes de planificar nuestro discurso. Se recomienda terminar antes de la hora pactada, nunca sobrepasarse. Hay que tener claro que lo importante no es contar todo sino contar lo más interesante.

2. Analizar tu auditorio en dos sentidos Lo primero: no es lo mismo hablar ante universitarios que ante empresarios. Conocer el perfil de los asistentes a la ponencia varía el enfoque de la alocución y nos ayuda a estar preparados ante posibles preguntas.
Segundo: conocer el lugar. ¿Hace frío hace, hace calor?, ¿tengo micrófono de mano o hablaré a viva voz?, ¿las sillas de los asistentes son cómodas o incómodas, ¿hay Wifi o no?
3. Hablar con entusiasmo. El 80% del éxito de una buena charla es nuestra actitud. Sonreír, subir y bajar el tono, mostrar énfasis, mover las manos... El público recordará lo que el orador les hizo sentir. La memoria está enfocada a las sensaciones. 
4. ¿Qué tengo que llevar?  El material tiene que ser un complemento. Es bueno poner vídeos y fotos. Las imágenes, al igual que las historias propias y las anécdotas, siempre se recuerdan mejor. Nota importante: todos los estudios afirman que a los 15 o 20 minutos el público desconecta. Ahí, por tanto, sería bueno introducir el material audiovisual. 
5. Mensaje directo, al grano. Arrancar con el “bueno pues” se considera casi un atentado en la oratoria. A la hora de plantear un discurso, con independencia de la duración, hay tres conceptos: anticipo la idea de mi mensaje, la desarrollo y la recapitulo. El público tiene que entender que hay un beneficio en escucharte
6. ¿Moverse o no moverse? Es muy importante el movimiento. No hay que estar sentado pero tampoco bailando. Con naturalidad, con dinamismo, sin pasarse y sin extremos. No hay un estilo específico ni un comunicador ideal. En función del tema, modelo, o público todo cambia. 

7. Preparar y practicar, preparar y practicar. A comunicar se aprende comunicando. Y así se gana naturalidad, convicción, credibilidad, y confianza.

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