miércoles, 18 de marzo de 2020

¿Cómo detuvo China el Coronavirus COVID-19?


En este informe queremos comunicar de mejor forma, la experiencia de China frente al Coronavirus, para que nuestro país, y otros países entiendan, y se beneficien de ella, y sepan cómo funcionó.

China fue el país que reportó el primer caso del COVID-19 en diciembre pasado. El brote se multiplicó rápidamente y se extendió a países vecinos. Hoy, el mundo vive una pandemia, y el número de infecciones sigue aumentando en todos los continentes.
Sin embargo, en China los nuevos casos se han reducido notablemente, convirtiéndose en una lección para el resto del mundo sobre como contener el virus.  La gran lección que el mundo está aprendiendo es la importancia de tener un sistema de salud pública muy sólido.
Presentamos una entrevista hecha al doctor Gauden Galea, representante de la Organización Mundial de la Salud en China para hablar sobre el tema.
¿Qué fue lo que cambió para que la Organización decidiera cambiar de epidemia a pandemia al describir el brote de COVID-19? ¿Cambia de alguna manera su trabajo en China y en el resto del mundo con esta decisión? ¿Afecta esto a la gente?
"No cambia en nada la forma en que trabajamos. Pandemia es sólo un término técnico para describir el modo de transmisión en muchos países. Hay una transmisión constante al mismo tiempo en muchos países. Más de cien países han reportado el virus, eso justifica el término técnico.
Pero lo más importante es que la OMS ha advertido desde el principio que supone un riesgo muy alto en China y en el resto del mundo.
El 30 de enero, la OMS elevó a la categoría más alta el brote de coronavirus, caracterizándolo como una emergencia de salud pública internacional. Esta clasificación y la declaración de emergencia determinaron lo que la Organización Mundial de la Salud debe hacer en China y en el resto del mundo, y lo que necesitan hacer los Gobiernos nacionales.
Más aún, a finales de febrero, la OMS elevó la clasificación del riesgo a “muy alto”, no sólo para China sino para el resto del mundo, lo que implica que todos los países deben prepararse para una transmisión comunitaria de gran escala y, al mismo tiempo identificar cada caso para rastrearlo, garantizando lo más posible la disminución del contagio o incluso para evitar la llegada del virus a las comunidades."
¿Cuándo se notificó por primera vez del brote a la OMS?
"Recibimos la notificación oficial el 3 de enero, pero mi oficina lo supo informalmente en la víspera del cierre del mercado de pescado de Huainan, en Wuhan, e inmediatamente lo reportó a nuestra oficina central, a la regional y a la nacional. Tuvimos una conversación telefónica el 1 de enero y elaboramos un estrategia de gestión aún antes de tener la notificación oficial."


¿Qué ha hecho la OMS en China a partir de la notificación oficial?
“En los primeros días el índice de mortalidad era alto”.
"La primera fase implicó responder las tres preguntas principales para cualquier enfermedad infecciosa. 
·       ¿Cómo se transmitió?
·       ¿Qué tan grave es?
·       ¿Cuáles son las medidas de control?
Las primeras tres semanas nos centramos en la investigación epidemiológica, en preguntar a los investigadores nacionales, buscar con redes de expertos cómo interpretar la información, en elaborar comunicaciones e información advirtiendo el riesgo, en enviar el mensaje a los medios de comunicación y en hablar con las agencias de la ONU y las misiones que tienen su base en Beijing.
Buscamos información de la Comisión Nacional de Salud en cuanto a la gravedad, transmisión e impacto de las medidas de control para tener un panorama completo de los que ocurría. En los primeros días el índice de mortalidad era alto.
Después de eso, mi equipo visitó Wuhan, antes del cierre de la ciudad. Estuvo en un centro donde se estudiaba e investigaban a los pacientes. Buscamos medidas como limpiar el aeropuerto. Discutimos sobre la investigación epidemiológica y el equipo visitó también el laboratorio provincial CDC.
Creo que la primera fase termina con la declaración de la Organización Mundial de la Salud de la emergencia pública de interés internacional que siguió a dos reuniones del Comité de Emergencia. Esto no lo hizo la oficina en el país, fue el esfuerzo global de la oficina central.
Desde entonces, la Organización Mundial de la Salud ha trabajado en la investigación de un plan de acción, la movilización de recursos para distribuir en todo el mundo kits de prueba y equipo de protección del personal de salud.
Más recientemente, de mediados a fines de febrero hubo una misión conjunta de 25 expertos, la mitad de ellos de China y la mitad de diversos países, que analizó la respuesta de China en Wuhan, Beijing, Guangdong y Sichuan.
Finalmente, desde que hemos visto la disminución, en la oficina del país estamos buscando de qué forma podemos comunicar mejor la experiencia de China y el conocimiento que se adquirió para que otros países entiendan y se beneficien de ella y sepan cómo funcionó."
¿Cómo fue la cooperación y comunicación con el Gobierno de China?
"Como Organización Mundial de la Salud tenemos una contraparte nacional, que es la Comisión Nacional de Salud. Trabajamos con varios socios más, pero la Comisión es nuestro principal contacto.
La cooperación ha sido cordial y oportuna. Hemos tenido contacto diario de manera informal y tuvimos reuniones frecuentes, sesiones de información técnica que nos dieron la información que sus expertos iban recolectado sobre la enfermedad. Así obteníamos datos y luego, cada semana recibíamos información más completa en una reunión semanal.
En cuanto a la organización, tuvimos mucha comunicación de naturaleza estratégica. Las discusiones entre la Organización Mundial de la Salud y China, dieron como resultado entender y compartir la secuencia genética.
Unos días más tarde, se compartieron un manual básico y las indagaciones, lo que significó el diseño de pruebas para que los países pudieran identificar el virus con pruebas hechas por ellos mismos.
También hubo una reunión de alto nivel en la que el director general vino y se reunió con el presidente Xi Jinping, y acordó no sólo la cooperación en China, sino mundial. Es decir, ha habido una cooperación muy cordial y útil."
¿Cuál es su opinión sobre las medidas implementadas por China para combatir el virus?
La gran lección es que no necesariamente un brote debe alcanzar un máximo natural que desborde los sistemas de salud.
"La mayor conclusión es que China ha demostrado que se puede alterar el curso del brote. Normalmente, un brote de esta naturaleza crece exponencialmente, alcanza un máximo y luego disminuye naturalmente una vez que todas las personas susceptibles han sido infectadas o desarrollan la enfermedad.
En cierta manera esto no ha pasado en China. El curso de los eventos, la gráfica, el número de casos durante el periodo transcurrido parece muy poco natural. Es una epidemia atacada mientras aumentaba y fue detenida cuando iba avanzando. Esto es muy claro por los datos que tenemos y por lo que observamos en la sociedad en general.
La gran lección es que no necesariamente un brote debe alcanzar un máximo natural que desborde los sistemas de salud. Esta lección de contención, por lo tanto, es una que pueden aprender otros países y adaptarla a sus circunstancias."
¿Ha estado personalmente en Wuhan?
Sí, estuve ahí el 20 y 21 de enero, dos días antes del cierre de la ciudad. Visité las salas de pacientes con fiebre en un hospital y otras instalaciones.
Como la ciudad estaba abierta todavía, no era escenario de una demanda abrumadora de servicios de salud, ni yo, ni mi equipo, vimos en esa ocasión los hospitales que se construyeron. Pero una misión conjunta regresó en febrero y visitó esas instalaciones."
Al principio del brote pareció que se subestimaba la gravedad e incluso hubo denuncias de que se ocultaba, aunque algunos doctores en Wuhan trataron de sonar la alarma.
¿Se hubiera contenido antes el virus si hubiera habido más transparencia?
"Es difícil elaborar una historia alternativa. Entiendo que hubo fallas. Se identificaron deficiencias aún en el más alto nivel de liderazgo en el país. Estoy seguro de que con el tiempo habrá investigaciones y rendición de cuentas de los responsables.
Los que participamos en el proceso a partir del 31 de diciembre atestiguamos:

·       La rápida secuencia de los eventos,
·       La identificación del virus,
·       La información sobre las pruebas,
·       El cierre,
·       La implementación de una fuerza de tarea conjunta para la prevención y control,
·       Y el gran sacrificio de la población de Wuhan que resultó en la contención efectiva del virus.
Es importante para nosotros hacer siempre una pausa para entender el alto precio que los ciudadanos de Wuhan han pagado para que el resto de China y del mundo, ganaran tiempo.
Pero la contención fue efectiva y permitió que el resto del país pudiera contener el brote de una forma muy efectiva. El reducido número de casos registrado fuera de Hubei es una prueba del éxito y efectividad de las medidas.
Es muy importante darse cuenta de que las fallas no son exclusivas de China y que muy pocos países están actuando rápido. Basta observar que se declaró una emergencia sanitaria internacional el 30 de enero y que en este momento, a la mitad de marzo, muchos países no están actuando rápido ni preparando a la población por lo menos con información sobre los riesgos."
¿Qué debilidades del sistema de salud ha mostrado el COVID-19 en China y el resto del mundo?

"Debemos enfocarnos en la gran lección que el mundo está aprendiendo, que es la importancia de tener un sistema de salud pública muy sólido. La preparación para un brote así, es algo que todos los países necesitan.
En momentos de calma es muy fácil olvidar la inversión o subestimar la importancia de invertir en:
·       Una fuerza de salud pública robusta,
·       En planes de preparación sólidos,
·       En capacidad de los laboratorios,
·       En reservas de equipo de protección personal.
Es una lección que todos los países deben entender para no tener que aprender cuando tienen enfrente una pandemia como esta.
La gente que no conoce China puede no reconocer el nombre de la ciudad, pero Wuhan es un gran centro de transporte, es la ciudad más grande del centro de China y cuenta con un gran número de camas de hospital y cuidados especializados, es una ciudad muy rica y contribuye sustancialmente al PIB del país, es decir, no estamos hablando de un sistema de salud débil. Y aun así fue sobrepasado por la epidemia.
Es por esto por lo que la Organización Mundial de la Salud OMS recomienda un sistema universal de cobertura de salud con tres niveles de atención. La dependencia excesiva de los cuidados de hospital puede tener implicaciones en la calidad, equidad, eficiencia y costos.
Y no se puede negar que cuando hay mucha gente en las salas de espera con una infección como esta, esas salas se pueden convertir en un lugar de transmisión incluso en las instalaciones sanitarias."
¿Quisiera añadir algo?
"Sólo que para cualquiera que lea esto: hay que evitar el pánico. , es una enfermedad grave, pero no tan mortal como la gente pensaba al principio, cuando empezó a divulgarse la tasa de fatalidad. Pero es verdad que muchas personas mueren. No queremos que ocurran esas tragedias. Es importante mantener un enfoque equilibrado. Esto es serio y requiere una respuesta a nivel nacional, pero no hay razón para el pánico.
Además, hay muchas cosas que la gente puede hacer. No tenemos una vacuna. No tenemos terapias, pero tenemos maneras efectivas de reducir el riesgo:
·       Lavarse las manos.
·       Evitar tocarse la cara con las manos.
·       No tocarse los ojos, nariz y boca.
·       Usar desinfectantes de manos cuando no haya agua y jabón.
·       Cubrirse con el codo la nariz y la boca al toser.
·       Mantenerse a un metro de las personas.
·       Trabajar desde la casa cuando sea posible.
·       Utilizar herramientas de trabajo a distancia para tratar de evitar las reuniones en persona.
LA GENTE HA OÍDO ESTO MUCHAS VECES, PERO NUNCA ES SUFICIENTE REPETIRLO. ES LA FORMA, SON LAS HERRAMIENTAS QUE TENEMOS AHORA. ¡USÉMOSLAS...!!
¿El COVID-19 se va de China?
El 61,6% de las empresas más afectadas por la crisis de salud en China han reanudado sus trabajos desde el 8 de marzo.
Si por semanas los términos Coronavirus, Nuevo Coronavirus y COVID-19 eran sinónimo de epidemia asiática, hoy no se discute su globalidad: mientras en Europa aumenta la cifra de muertos. Los casos confirmados en EE UU son:
·       8,044 casos positivos por COVID-19
·       129 fallecimientos
·       106 recuperados
Llegó al Oriente Medio, apareció en Sudamérica, en Argentina, en Perú, Ecuador, Colombia Chile, México, Venezuela, en fin y resumiendo un poco, el nuevo coronavirus COVID-19 deja más de 215.000 casos de contagio en 164 países del mundo, la mayoría (poco más de 81.100) en China, donde se han registrado 3.241 muertes. La cifra de decesos en todo el mundo supera los 8.248 y la de los recuperados, los 82.000.
Fuera de China, Italia es el país con más casos y España, el segundo de Europa y cuarto del mundo, con más de 14.700 casos.
Es especialmente preocupante la situación en Italia, que supera los 31.500 contagios y ya es el país con más casos y más muertes después de China.
Le sigue Irán con más de 17.000 infectados y 1.135 muertes. La enfermedad tuvo gran incidencia en Corea del Sur en febrero, pero logró contener la propagación a mediados de marzo.
Conforme el pánico llega a más rincones del planeta, la curva de contagios parece estar bajando en China y alcanzando un peak en Japón, Singapur y sobre todo Corea del Sur, mientras naciones vecinas como Malasia, Indonesia y Vietnam aún deben pasar lo peor.

¿Cómo afecta el coronavirus a la economía?

Tampoco es un misterio el impacto económico que ha dejado y que todavía está moldeando los presupuestos de emergencia y las proyecciones de crecimiento, que se ajustan conforme se conocen nuevos casos.
La expansión del coronavirus ha limitado la producción de muchas empresas, ha afectado a los mercados y ha influido en la bajada de precio del petróleo

Durante los últimos días, la incertidumbre y el desconocimiento sobre la epidemia Covid-19 también ha llegado a los mercados de valores y economías de todo el mundo.
La dificultad para frenar la expansión de la epidemia ha obligado a los gobiernos a aplicar medidas extraordinarias, como cerrar edificios públicos, empresas y comercios, además de limitar la movilidad.
Como consecuencia se ha reducido la producción, el consumo y el turismo en la mayoría de países afectados. Y eso tiene consecuencias económicas.
Organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) advierten de que la pandemia puede reducir el crecimiento económico mundial en 2020.
En una situación como esta, los estados se ven obligados a inyectar grandes cantidades de dinero para que el sistema siga funcionando: por ejemplo, que las personas que se han quedado temporalmente sin trabajo sigan cobrando para poder pagar las facturas, o que las empresas que no pueden producir puedan pagar a sus trabajadores.
Otros países, como Francia, han anunciado que se suspende el pago del alquiler y de las facturas de la luz, gas o agua, mientras el propio Estado se hará cargo de pagar los créditos bancarios de la gente que no pueda asumirlos por culpa de la epidemia.
Además, para combatir la epidemia y limitar los efectos que pueda tener sobre la economía, los expertos recomiendan también aumentar los recursos del sector sanitario.

La caída de las bolsas de valores

Que las empresas dejen de producir y la gente deje de consumir también tiene efectos sobre las bolsas y mercados de valores, donde se comercia con el valor de las empresas y las materias primas.
El pasado 9 de marzo se convirtió en el segundo “lunes negro” consecutivo en las bolsas mundiales, como consecuencia de las medidas preventivas contra el coronavirus. Desde entonces, la situación no ha hecho más que empeorar con caídas pronunciadas en los mercados globales.
Una semana después, el 16 de marzo, los inversores y empresas se despertaron con caídas cercanas al 10% en la bolsa de Nueva York, considerada una de las más importantes del mundo. En España, el Ibex 35 ha experimentado perdidas aún mayores y, junto a Italia, es de los países más dañados por la Covid-19.
Algunos temen que la pandemia del Coronavirus SARS-CoV-2 pueda desencadenar una nueva crisis económica similar a la del 2008, que tuvo efectos a nivel mundial.
En toda esta situación, no obstante, las empresas del sector farmacéutico están viendo cómo sus acciones crecen y ganan dinero, principalmente aquellas que se dedican a investigar una vacuna para el coronavirus.
Por otro lado, la bolsa de China se está recuperando ahora que la epidemia del coronavirus está bajo control en el país asiático.

Guerra comercial’ por el petróleo


La crisis producida por el coronavirus también ha provocado un descenso en la demanda de petróleo, ya que la actividad industrial y doméstica se ha ralentizado en muchos países a causa de las medidas de control.
Además de consumir menos combustible por la situación de pandemia, hay otro factor que influye en el precio del petróleo: la batalla interna entre Rusia y Arabia Saudí, que son los dos mayores productores de petróleo del mundo.
El petróleo tiene una gran influencia en la economía mundial y estos productores tenían un acuerdo para no perjudicarse: coordinaban la producción y venta de barriles para no competir.
Sin embargo, en un contexto de crisis como la pandemia de coronavirus, Rusia ha visto una oportunidad para avanzarse a los Estados Unidos (su eterno rival) y ha decidido romper el acuerdo e ir por libre. Como respuesta, Arabia Saudita ha decido bajar el precio de su petróleo para vender más.
Esta guerra comercial tiene efectos para la economía mundial. En las últimas semanas, el precio del barril de Brent (el crudo de referencia en Europa) ha caído más de un 9%: el precio actual es de unos 30 dólares por barril; unos niveles que no se veían desde hace 16 años.







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