domingo, 1 de marzo de 2020

¿Te gustaría saber cómo combinar Empatía y Exigencia, para el éxito de tu empresa?


Durante los 45 años que llevo de carrera profesional, he comprobado que lo más importante para que un proyecto empresarial triunfe son las personas, es decir, el equipo que va a empujar para llevarlo a buen fin.
Si la idea es buena, un buen equipo podrá lograr que el proyecto funcione bien pronto. Sin embargo si la idea inicial hay que modificarla porque no logra funcionar, un buen equipo consigue enderezarla, y encaminarla hacia un proyecto rentable.
“Como líder de Master Business, tengo por norma
invertir en personas, no en proyectos”.
Si confío en una persona porque ha demostrado ser un magnífico profesional y un buen líder, estoy convencido de que el proyecto saldrá adelante. Las veces que he invertido en un proyecto en vez de en la persona, la empresa no ha sobrevivido.
El fundador de un proyecto es el pegamento que atrae y une al equipo. Por tanto la cualidad más importante que ha de tener el fundador es saberse rodear de las personas adecuadas y liderarlas.
¿Qué es un líder?
Pensando en los emprendedores y empresarios que he conocido a lo largo de mi carrera profesional, he descubierto que, aquellos que triunfan con sus empresas, son líderes empáticos, optimistas y perseverantes.
“Tener empatía con el equipo, les ayuda a sentirse
animados, reconocidos y valorados”.
En este artículo, voy a tratar principalmente de la importancia de la empatía. La empatía (lo mismo que la inteligencia emocional) es la habilidad para reconocer y comprender los sentimientos y actitudes de las personas y actuar en consecuencia.
“Un emprendedor con mucha inteligencia emocional emana positividad y
es capaz de crear un gran equipo”.
Gran parte de ser un buen líder es comprender las necesidades de su equipo. Un líder con una intuición y una inteligencia emocional fuertes, puede sacar lo mejor de todos y aumentar el rendimiento general.
A veces, todo se reduce a saber escuchar e interpretar. Tener empatía con el equipo, les ayuda a sentirse animados, reconocidos y valorados. Eso es lo que hace felices e implicadas a las personas. Saber “dar juego”. No hay más secretos.
“Ser un gran líder requiere la combinación correcta de
emoción y fuerza”.
No todo el mundo te va a gustar todo el tiempo. Quiero que la gente se sienta cómoda. Quiero que la gente se sienta animada. Quiero que la gente haga un buen trabajo…
Pero también quiero exigir que las personas se superen y que den el máximo, que aprendan, que aporten creatividad, que busquen por sí mismas respuestas.
Para que la gente dé lo mejor de sí misma, es importante que no tenga miedo para proponer iniciativas. Eso tiene mucho valor. Y si la cosa no sale bien, no pasa nada; debe ser capaz de reconocerlo, sin miedo, y buscar nuevas soluciones.
“Como líderes de un equipo, si queremos tener éxito, necesitamos una combinación de gran empatía y exigencia”.
Debemos confiar en nuestro propio instinto. En algunos casos, eso puede significar ser más sensibles emocionalmente, y está bien. Porque hagamos lo que hagamos, no debemos cambiar lo que la naturaleza nos ha dado.
Debemos encontrar la forma de hacer que nuestras propias características funcionen, convirtiéndolas en fortalezas. Las personas, a veces, creemos que si somos muy emocionales, pensarán que es una debilidad. ¡Sin embargo, puede ser una gran fortaleza!
Una pequeña empresa, con medios limitados, tiene que ir depurando su equipo para que las personas que se queden sean las más talentosas y con mayor capacidad de enfrentarse a las dificultades.
“Es duro despedir pero mi experiencia me ha enseñado que hay que saber
despedir deprisa y contratar despacio”…
Ese es uno de los momentos más duros para cualquier emprendedor y empresario: despedir a personas que se ha portado bien con la empresa.
Incluso en esas ocasiones, se puede ser empático y hacer que las personas que se van se sientan valoradas y respetadas, sin restarles seguridad personal…Es nuestra obligación como líderes. ¡Nunca olvidarán ese momento y puede ser para ellas un gran aprendizaje y una motivación para su futuro profesional.
Como conclusión: la empatía es vital para ser un buen líder.
Todo el mundo puede ser empático y tener inteligencia emocional, aunque hay personas a las que les sale de forma mucho más natural que a otras, pero sin duda, es algo que se puede y se debe aprender.
Hay que dejar de lado nuestro ego, lo que nos ayudará a ponernos en el lugar del otro y a reconocer y comprender mejor los sentimientos de los demás.





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