lunes, 25 de enero de 2016

Daymond John, el empresario que convirtió 40 dólares en 6,000 millones

Daymond John, más conocido por ser uno de los inversionistas del programa televisivo Shark Tank, de la cadena estadounidense ABC, creció en Queens, Nueva York, como el hijo único de una madre soltera.
Solía mirar fijamente uno de los principales símbolos del éxito y la ambición enclavado en el paisaje urbano de Manhattan: el rascacielos Empire State. Hoy, las oficinas de su compañía ocupan todo el piso 66 de ese referente neoyorquino. "Soy un producto de esta increíble, increíble ciudad", dice de Nueva York. "Me hizo fuerte, me curtió en mil batallas".
Antes de que Shark Tank lo lanzara a la fama internacional, John hizo su fortuna como el fundador, presidente y CEO de FUBU, una marca de ropa urbana abanderada por los artistas de hip hop. Todo comenzó con la máquina de coser de su madre y 40 dólares de capital inicial.
A fines de los años ochenta, John sintió que el hip hop llegaría lejos. Las voces de la comunidad afroamericana se hacían escuchar y comprendió que quería ser parte del movimiento. "Ellos comenzaron a hablar sobre sus esperanzas, sus sueños, sus aspiraciones, sus luchas interurbanas y en la comunidad. Y se comunicaban a través de esta música", recuerda.
El empresario comenzó a diseñar camisetas que creyó atraerían a clientes urbanos, jóvenes como él y sus amigos. Cosía las prendas en la noche, luego iba a los platós donde se grababan los videos musicales y convencía a los raperos para que vistieran sus creaciones en el rodaje. Durante el día, tenía un segundo trabajo sirviendo mesas en Red Lobster.
"Regresaba a casa en la noche, cosía las camisas, despertaba en la mañana y las entregaba, luego volvía a Red Lobster, porque tenía que ganar un jornal", dice. "Pero también quería perseguir este sueño, así que tuve que renunciar a todo por él".
Al final, su pequeño taller de costura se volvió un trabajo de tiempo completo. Con 40 dólares y tres amigos fundó FUBU, un acrónimo de For Us By Us ('Para nosotros por nosotros'), que crecería hasta llegar a ser una compañía de 6,000 millones de dólares.
Sentirse ‘especial’ no tiene precio
A lo largo de su carrera, el empresario se ganó la reputación de ser un gurú del branding, colaborando con las Kardashian, el rapero LL Cool J, Pit Bull y el boxeador Lennox Lewis.
En 2015, el presidente Obama lo nombró como uno de los nueve embajadores presidenciales del Global Entrepreneurship, el espíritu emprendedor que John personifica.
"La clave para tener éxito, creo, es que alguien, o muchas personas, te hagan sentir especial", dice. John agradece a su madre, que trabajaba como azafata de American Airlines, por inculcarle un sentido de la autoestima que lo impulsó en momentos difíciles.
"Tengo dislexia. No lo supe hasta hace 10 años. Mamá nunca me hizo sentir que eso fuera una tara. Ella sólo sabía que podía sobresalir en matemáticas, en ciencias, y si yo tenía dificultades para leer... esfuérzate, esfuérzate más. Sigue intentándolo", explica.
¿El dinero importa?
Contra el refrán popular que dice que el dinero atrae al dinero, John sostiene que la falta de dinero puede estimular la creatividad, una teoría que expone en su nuevo libro, The Power of Broke.
"Me di cuenta de que casi siempre que he tenido un cierto grado de éxito, el dinero nunca jugó un papel", dice.
Su filosofía empresarial acoge el fracaso como una parte esencial del proceso de aprendizaje, algo que lo inspira a la hora de decidir en qué negocios invertirá en Shark Tank.
"Me gusta que me cuenten los fracasos. Quiero saber que voy a trabajar con alguien que intentó esto, esto y esto otro. No funcionó, pero ahora sí funcionará porque yo no quiero que mi dinero pague ese proceso de aprendizaje", dice.
"Y cualquiera que conozca el espíritu empresarial, sabe que los empresarios no sólo hilan éxito tras éxito tras éxito. Su camino es más bien éxito-éxito-fracaso-éxito”.

Frederick M. Brown

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