He creído ver y conocer la verdad sobre las relaciones humanas en varios
momentos de mi vida. En todos ellos estaba equivocado. Hoy creo que esta verdad
no se busca sino que se practica. En este artículo compartiré algunas claves
para practicarla de cara a la obtención de los mejores resultados.
“Hacer planes de futuro está
exclusivamente reservado para aquellos que son capaces de vivir por completo en
el presente”. –
Alan Watts, filósofo, escritor y
sacerdote.
El
lector o lectora se preguntará sobre las fuentes científicas o bases racionales
de este artículo. También esperará que yo aporte datos estadísticos reales
sobre la fiabilidad de estas claves. Lo más parecido a todo esto que yo
humildemente puedo compartir es lo siguiente:
Claves universales que jamás me han fallado a la hora de tratar
a otros. Me refiero más en concreto a que nunca me han fallado a la hora de
tratar con cualquier persona, en cualquier momento y en cualquier lugar.
Sé
que probablemente esta no es la fiabilidad universal que usted esperaba. Yo sin
embargo tengo la certeza de que este breve listado que hoy comparto es lo único
que realmente me importa. Ser fiel a él siempre me ha proporcionado no buenos
sino los mejores resultados.
Por
último tal vez sorprenda al lector o lectora la siguiente afirmación: Puedo
contar con los dedos de una mano a las personas que forman parte de mi vida
diaria y que considero que saben poner en juego y rentabilizar el verdadero
potencial de tan solo una de estas claves.
Sin
embargo en esa afirmación radica precisamente la riqueza de las mismas. Algunas
de ellas al ser leídas parecen completamente obvias, pero su verdadero valor
radica en que muy pocas personas del planeta en muy pocos momentos de su vida
las practican.
La
clave de este breve listado consiste en practicar
una y otra vez cada una de estas claves, recogiendo y disfrutando sus
increíbles resultados. El éxito sin duda animará al lector o lectora a
seguirlas practicando. Esa al menos ha sido mi experiencia. Comenzamos.
1. Toda persona sin excepción siempre lo es
Solemos
cargar sobre las otras personas responsabilidades, aspiraciones o expectativas
que ni siquiera cubrimos nosotros mismos. Lo hacemos continuamente olvidando
que incluso en su peor momento o su peor gesto, la otra persona es solo eso,
una persona. Recordar que ambos somos personas e intentar comprender la
vivencia del otro, nos hace crecer también como personas.
La
mayor parte del tiempo en mi trabajo tan solo descubro y escucho a las
personas. Eso es sencillamente todo. Si quiere obtener los mejores resultados
con una persona, comience aceptando que es una persona.
2. Toda persona es el resultado de lo que hace de forma
repetida y de las personas que le rodean
Nadie
es lo que tiene, más bien todo el mundo tiene solo lo que es. Además nadie es
lo que dice sino lo que hace con lo que es. Y somos relaciones. Coherencia.
Con esta palabra escrita en la pizarra mi amigo Javier, profesor de escuela,
suele empezar las tutorías con sus alumnos.
Una
persona no te quiere por decirte lo que a él le gustaría escuchar, sino por
aceptarte y tratarte tal y como eres. Los buenos actos son menos poderosos que
los buenos hábitos. Por otro lado nadie es lo que dice ser (su currículo vitae,
su perfil de linkedin o las fotos en las que sale sonriendo) sino la cantidad y
calidad de amigos que sabe cuidar y conservar.
Esto
no significa que alguien no pueda evolucionar desde su realidad sino que
siempre debe respetarla para partir de ella. Los verdaderos talentos que he conocido en mi profesión se crecen ante
la adversidad y conectan con personas con las mismas inquietudes. Por
contra, he trabajado junto a grandes gurús de las relaciones humanas que
cobraban trescientos euros por hora pero cuyo historial de llamadas no tenía
amigos.
Si
quiere obtener los mejores resultados, haga siempre lo que dice y no diga tanto
lo que hace. Haga esto una y otra vez de forma repetida.
3. Toda persona busca sentirse sinceramente valorada
Esto
implica dos subapartados. El primero es que toda persona espera de ti que reconozcas que él tiene razón. El
segundo es que toda persona espera de ti que
además lo digas. Incluso la persona con la autoestima más grande que
conozcas, no puede evitar sentirse realizado ante tu reconocimiento o tu
halago. Seas quien seas. Hagas lo que hagas. Personal y profesionalmente he crecido más a partir del reconocimiento
ajeno que del propio. Paradójicamente es también así como me gano día a día
el reconocimiento ajeno. Para obtener los mejores resultados con una persona,
parta de la base de que esa persona tan solo busca sentirse valorada.
4. Toda persona necesita tu confianza y confiar en ti
Los
gestos más espectaculares y llenos de valor que me han dado han venido siempre de confiar en otra
persona y además decírselo. Los gestos más lamentables y llenos de dolor y
miedo que he recibido han partido siempre de momentos en los que he desconfiado
de otra persona. Confiar en alguien y decírselo, es decir hacerlo explícito y
otorgarle un valor concreto, es el único modo de obtener los mejores
resultados.
Además
por encima de lo que pudieras suponer, las personas están continuamente
esperando su oportunidad para confiar en tí. La confianza no se pide, se construye. Nadie te la da sino que te la ganas. Ambos
comportamientos -confiar en las personas y hacerte confiable para ellas-
representan la madurez relacional estableciendo
vínculos sinceros. Por otro lado no
debes confiar más en quien repetidamente te demuestra que no merece tu confianza
que en aquella persona que sí te lo demuestra.
Las
relaciones humanas saludables no deben basarse en la igualdad sino en la justicia de los actos. Si quiere
obtener grandes resultados, recuerde que la persona con la que está hablando
busca tan solo que usted confíe en ella. Hágase a sí mismo confiable.
5. A toda persona le interesa lo que ella piensa y no lo que
tú piensas
Hace
casi cien años el maestro Dale Carnegie
ofrecía esta reflexión a los
asistentes a sus talleres sobre relaciones humanas. Muy pocas personas han
sabido comprender el poder que encierra esta gran verdad. Si se tiene claro que
a nadie realmente le interesa lo que piensas sino dejar claro y expresar lo que
él piensa, se puede dar un giro increíble
a las conversaciones en lo que se refiere a la obtención de resultados.
Reto
al lector o lectora a que durante una semana permanezca atento a las
conversaciones que mantiene con otras personas para observar hasta qué punto
toda persona busca siempre decir lo que piensa y no escuchar lo que usted
piensa. Cuando haya interiorizado esto, dejará
gradualmente de intentar convencer al otro para empezar a comprenderle. Lo
sorprendente de este cambio no es solo la obtención de resultados increíbles
sino el efecto multiplicador de esta actitud.
A
la hora de hablar con otra persona, haga caso a Sócrates y parta siempre de
lo que ella piensa y no de lo que usted piensa si quiere captar su
atención, dejar huella y obtener los mejores resultados.
6. Toda persona solo quiere ser feliz
Perdemos
el foco cuando olvidamos esta otra gran verdad. Antes o después de juzgar a
alguien recuerde siempre que esa persona solo quiere ser feliz. Lo único que
ocurre es que en la mayor parte de ocasiones las personas no saben cómo serlo.
Pero esa persona en la que usted ahora
mismo está pensando no quiere realmente hacerle daño, ni atacarle ni faltarle
al respeto. En el fondo lo único que quiere es ser feliz. A mi modo de ver
la felicidad es sencillamente una elección de vida.
He
visto más veces sonreír mientras dormían a mendigos a los que suelo dar mi
ropa, que a directivos despiertos con los que comienzo a trabajar en las
sesiones. Sobre la felicidad hemos escrito y trabajamos largo y hondo en esta
iniciativa. Si quiere obtener los mejores resultados en su trato con los demás,
recuerde
que las empresas siempre buscan beneficios y que las personas siempre buscan
tan solo su felicidad.
7. Toda persona ama algo o a alguien
¡Cuántas
imágenes deformadas de personas a las que tenemos cruzadas, se caerían si
viéramos a esa persona abrazando a su hijo o hija o dando un regalo a su
pareja! Por otro lado toda persona busca siempre un propósito. A veces lo
encuentra y cuando lo encuentra lo ama. Relacionarnos con esa persona
respetando o alimentando su propósito nos ayudará sin duda a obtener los
mejores resultados.
8. Toda persona es el término medio entre lo que a ti te
gustaría que fuera y lo que tú crees que es
Lea
otra vez la frase. Aquí va: Toda persona es el término medio entre lo que a ti
te gustaría que fuera y lo que tú crees que es. Nadie puede ser exactamente lo que tú quieres que sea. Nadie.
Tampoco nadie es lo que tú crees que es. He aprendido a ser humilde en mis previsiones
en las sesiones con equipos de trabajo. Sin
excepción, cuando trabajo con personas sin exigir nada a cambio siempre obtengo
sorprendentes resultados. A menudo el cliente me dice “era imposible
imaginar que esa persona fuera capaz de hacer lo que ahora hace”.
El
verdadero secreto consiste simplemente en esperar
algo de las personas pero no en exigirlo. El matiz es determinante. Si
quiere obtener los mejores resultados en su relación con los demás, repítase
esta máxima: Toda persona es el término medio entre lo que a tí te gustaría que
fuera y lo que tú crees que es.
9. Toda persona lo ha pasado en algún momento bien y en algún
momento mal
Este
pensamiento sanador -que por otro lado es rigurosamente cierto y universal- le
ayudará a trabajar la compasión.
Cuando hable con alguien, recuerde que esa persona -como usted- simplemente es
otra persona que lo ha pasado en algún momento bien y en algún momento mal. Más
allá de la ideología, la forma de hacer las cosas o de comprender la vida (todos elementos diferenciadores) existe
este pensamiento unificador que le ayudará a conectar con todo tipo de
personas.
Pregúntese
cuando esa persona lo ha pasado o lo pasa mal y cuando lo ha pasado o lo pasa
bien. Esto le ayudará a respetar el ritmo y momento de la otra persona. Cuando
conquiste este momento, usted experimentará algo parecido al principio de Arquímedes de las relaciones humanas. Un empuje vertical y hacia
arriba cuyo valor ganado es igual a la cantidad de mierda (pensamientos
deshumanizadores y ruido mental) que ahora desaloja.
Parta
por tanto de la base de que toda persona lo ha pasado bien y mal y que no solo
usted lo ha pasado bien y mal, para obtener los mejores resultados.
10. Toda persona es útil para algo
En
la sociedad de los especialistas, solemos cometer el triste error de considerar
que alguien es inútil porque lo es para aquella área en el que nosotros
queremos que sea útil. Pero nada realmente en la vida y en la naturaleza
funciona de este modo. Las personas, al igual que los árboles cuando están a
punto de ver la luz, siempre acaban encontrando su camino.
Toda persona es siempre útil para algo. Hacer sentir útil a alguien es sencillo pero
tremendamente innovador. Los resultados son sin ninguna excepción buenos. El
proceso -repetido durante siglos pero no por ello menos sorprendente- es el
siguiente: Una persona decide ser útil en algo, lo hace, usted reconoce que lo
hace y se lo agradece (emplee para ello la mágica palabra GRACIAS),
por último la persona sonríe y se muestra satisfecha. La carambola de todo esto
llega cuando usted se siente útil y hace sentirse a otros valorados.
Para muestra, esta breve historia…
Hace
poco estuve de visita en Málaga y me senté junto a mi pareja y unos
amigos en una terraza sorprendentemente llena. Enseguida comprendí por qué. Un
camarero vino a atendernos. Al principio nos preguntó de dónde éramos y se
preocupó por darnos unas recomendaciones sobre la ciudad, luego nos atendió
excelentemente en todo momento siempre atento a nuestras necesidades. Al
concluir nos dijo sonriendo “Bueno
chicos, aquí tenéis vuestra casa siempre cuando queráis volver”.
Probablemente
usted piense que ser camarero no es el mejor trabajo del mundo, lo único que yo
sé es que esta mañana recordando aquella terraza con esos mismos amigos,
ninguno recordó que algunas empanadillas estaban frías aquel día pero todos recordamos a ese camarero.
Si
usted me preguntara qué opino de su trabajo, yo le diría dos cosas: la primera
es que no creo que sea su vocación pero trabaja como si lo fuera (y es lo único que a mí como cliente
realmente me importa para volver a esa terraza), la segunda es que si hoy
me cruzara con ese muchacho por la calle, lo reconocería. Tal es el impacto de
alguien que se hace y se sabe útil en algo.
Si
quiere obtener buenos resultados, recuerde que las personas no son por sí
mismas útiles o inútiles sino útiles o inútiles para según qué aspectos.
Recuerde también que todas las personas
necesitan sentirse útiles y son útiles para algo sin excepción.
11. Toda persona tiene miedo
Los
héroes de Marvel son una ficción fantástica. Salvo ellos, lector o lectora,
todo el mundo -digo todo el mundo- vive acojonado. Incluso ese gran deportista
que usted idolatra, tiembla y va varias veces al baño antes de un crucial
partido. Si usted no lo cree recurra siempre a un truco.
Recuerde que todos nacemos llorando, recuerde que todos luego vivimos varios años
literalmente cagados y meados, recuerden que luego simplemente usted tan solo
se contiene hasta que llega al baño pero que acaba sus días cada vez
conteniéndose menos y menos todavía. Y luego -no tenga ninguna duda-
interiorice que nadie es una excepción a todo esto.
Si
físicamente esta es nuestra condición, imagínese mentalmente cómo estamos. Nada
más que añadir. Si quiere obtener los mejores resultados en su trato con los
demás, imagíneselos continuamente acojonados y usted acertará.
12. Toda persona acierta unas veces y se equivoca otras
Usted
-estoy seguro- piensa que algunas personas nunca se equivocan. Incluso piensa,
tan solo si su medidor de cretinez indica una cota máxima, que usted nunca se
equivoca. Ni una cosa ni la otra, nada más lejos de la realidad. Recuerdo ahora
un famoso pensamiento que encabezaba un artículo reciente. Rezaba así
“Probablemente la razón es el único valor verdaderamente democrático. Todo el mundo cree tenerla”.
Lo
que más me apasiona de mi trabajo no es el número de aciertos que es capaz de
conseguir una persona en su proceso intensivo de desarrollo, sino la sorprendente cantidad de fallos que es
capaz de cometer y soportar hasta que finalmente acierta. Lo que hace a una
persona memorable no es el cómputo total de aciertos en su vida sino la increíble capacidad de superación que
demostró hasta tener tal vez tan solo uno o dos grandes aciertos pero
precisamente eso… Memorables.
Si
usted quiere mejorar sus relaciones con los demás y obtener los mejores
resultados, recuerde que ninguna persona
es infalible, más bien todo lo contrario.
Fuente
David Criado Iniciativa Vorpalina