Es
curioso cómo, incluso en el mundo de los profesionales de la productividad,
sigue existiendo la idea de que son los “ladrones
de tiempo” los que te hacen ser ineficiente provocando muchas de las
interrupciones que sufres a lo largo del día.
La solución en estos casos parece fácil: hay que
eliminar tanto a las interrupciones como a sus “fuentes”, esos malditos
ladrones de tiempo. Sin embargo ese enfoque ni es posible ni es cierto
tal y como puedes comprobar.
No hay ladrones de tiempo. Nadie te “roba” tu tiempo. Eres tú quien decide a qué dedicarlo o,
mejor dicho, eres tú quien decide qué hacer con tu
atención, a qué la dedicas y a qué se la prestas.
Realmente, el único “ladrón de tiempo” real y
peligroso que existe eres tú. Reflexiona sobre ello respondiendo a estas
preguntas:
1. Estás terminando un mail importante para enviar
en unos minutos ya que tienes interés en que llegue a tu cliente lo antes
posible y, de repente, suena el teléfono. ¿Quién
decide atenderlo y da, por tanto, pie a la interrupción?
2. Acabas de empezar a escribir el borrador de una
presentación que llevabas un tiempo posponiendo ya que te daba una pereza
enorme empezar. En esto, se te acerca un compañero en la oficina para hablar
sobre cualquier tema no relevante. ¿Quién
decirle atenderle y dedicarle tiempo? ¿Quién da pie a la interrupción?
3.
Estás leyendo el último informe de resultados y te acuerdas de que
tienes que mirar los precios de billetes de tren para el viaje que tienes que
hacer dentro de unas semanas. ¿Quién
decide dejar de hacer lo que estabas haciendo, buscar el precio de los billetes
e intentar sacarlos?. ¿Quién da pie a la interrupción?
La respuesta a esas preguntas te ayudará a
encontrar al “ladrón de tiempo” que estás buscando. Pero no mires muy
lejos porque, en este caso, la verdad no está ahí fuera.
En cualquier caso, la buena noticia es que ya
sean interrupciones internas o externas, e independientemente de tus
creencias sobre los ladrones de tiempo, la manera en la que puedes
gestionarlas para ser eficiente es la misma.
Dedica la atención justa a las
interrupciones
La atención justa no es ninguna atención. No se
trata de que te aísles en una burbuja y seas indiferente a tu entorno. La atención
justa es la atención necesaria para capturar, escribir, anotar,…, la
información mínima que necesites para poder analizar, pensar y decidir
posteriormente que tienes que hacer (o
no hacer) con eso que has anotado.
Atender una interrupción no es ponerte hacer
algo con esa interrupción en el momento que surge. Si quieres ser efectivo
no es que dejes de hacer lo que estabas haciendo para ponerte a trabajar
con eso que te interrumpe. Porque en el trabajo del conocimiento, atender una
interrupción de manera eficiente es dedicar la atención justa para disponer de
la información necesaria para determinar más adelante qué harás (o no harás) con eso.
Un ejemplo de gestión eficiente de interrupciones
Por ejemplo, imagínate que estás trabajando en
ese informe que estás a punto de terminar (¡por fin!) y te entra una llamada en
el móvil. ¿Cuál suele ser el comportamiento habitual? Atiendes la llamada, contestas y actúas en
consecuencia si procede. Trasladas tu atención del informe que estabas
escribiendo hacia las nuevas acciones derivadas de esa llamada.
¿Cuál es el enfoque eficiente? Sería algo
parecido a esto:
…mientras
estás escribiendo tu informe, miras el número que te está llamando, apuntas en un sitio fiable y
que revises con regularidad algo del estilo “devolver
llamada xxx-xx-xx-xx”, y
vuelves a trabajar sobre tu informe.
En el primer caso, dedicas toda tu atención
durante un tiempo que desconoces a algo que desconoces qué impacto tendrá sobre
tu trabajo. Cuando cuelgues y termines la llamada, probablemente creerás que
tienes que ocuparte de algunas de las cosas de las que hayas hablado.
También es probable que creas que tienes que
hacer algo con ellas inmediatamente. En ese caso, ¿dónde queda el informe que estabas escribiendo? ¿Por
dónde ibas? ¿Dónde queda tu inspiración y tu eficiencia?
En el segundo caso (el enfoque de gestión eficiente), también dedicas toda tu atención
a la interrupción pero en este caso lo haces durante un tiempo mínimo (¿4
segundos?, ¿5 segundos?) para luego volver a lo que estabas haciendo (terminar
el informe).
¿Cuál es crees que es más efectiva para tu
trabajo?
Conclusiones
Cuando pienses que eres incapaz de realizar tu
trabajo en condiciones porque tienes un gran número de interrupciones, te animo
a que recuerdes lo siguiente:
·
No hay ladrones de tiempo, salvo tú mismo
·
Tienes dos maneras de gestionar esas interrupciones: la efectiva y la
no efectiva… Tú decides
·
Dedica la atención justa para capturar la información mínima
sobre esa interrupción para pensar y decidir después que hacer con ella
·
En último caso, si decides atender esa interrupción que sea porque
conoces perfectamente las consecuencias de no atenderlas y no porque no las
conoces.
En resumen, tienes en tu mano gestionar de
manera eficiente el modo en que te relacionas con tu entorno. Puedes atender
las interrupciones de manera eficiente o de manera no eficiente. Si decides
ésta última no te quejes de las consecuencias porque en tu mano está hacerlo
de otra manera.
Fuente: Control y Perspectiva
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