sábado, 24 de septiembre de 2016

Ventajas y Desventajas del Liderazgo Carismático


Si buscas una figura visible para un proyecto basado en la participación activa de todos sus miembros, que en buena medida dependa de las relaciones interpersonales, la venta de productos, el contacto con terceros o la gestión humana, sin ninguna duda debes recurrir a al liderazgo carismático para encontrarla.

Los expertos consideran que se trata de uno de los estilos de liderazgo más completos de todos los que se conocen hasta ahora. No en vano reúne habilidades de otros líderes como el participativo, el emprendedor o el proactivo.

Como su propio nombre indica, el liderazgo carismático es aquel que basa su acción en el carisma de la persona que lo asume. ¿Y qué es el carisma? No es exactamente una destreza que pueda medirse, pero sí salta a la vista cuando alguien tiene cierta facilidad para relacionarse y empatizar con las personas de su entorno.

Características del liderazgo carismático. ¿Eres uno de ellos?
Puntualizando un poco más en ello, existen ciertas actitudes o rasgos que nos ayudan a identificar a un líder carismático de otros tipos de líderes:

Espontaneidad. Se muestran tal y como son desde el inicio. Y gracias a ello contagian de energía positiva y confianza a quienes le rodean.

Amabilidad. La actitud distendida y amable es la mejor forma de llegar a los otros. Suelen irradiar muy buenas sensaciones.

Actitud proactiva. Pero no sólo se limita a establecer contactos. También (y sobre todo) hace cosas para transformar su entorno.

Empatía. La amabilidad del inicio pronto se convierte en empatía. Es capaz de ponerse en lugar del otro y entender sus razones, opiniones o visión del mundo. No juzga; trata de entender y dialoga.

Abiertos al cambio. No tratan de imponer su punto de vista. Al contrario, tienen disposición a liderar cambios y una alta flexibilidad para adaptarse a lo que los contextos le exijan; también promueve el nacimiento de nuevos líderes.

Liderazgo carismático: desventajas y cuándo no aplicarlo

Hasta aquí hemos visto las ventajas de apostar por el liderazgo carismático, uno de los más completos y más efectivos cuando se trata de fomentar la participación y crear climas laborales basados en la motivación  y las buenas relaciones.

Sin embargo, que tenga todas estas virtudes no supone que esté exento de desventajas; como todo modelo, lleva implícito ciertos riesgos. Veamos:

Si los grupos son muy grandes, su efecto tiende a diluirse. El carisma no es una facultad ilimitada o que crezca hasta el infinito. Cuantas más personas dependan del líder carismático, más difícil será generar los cambios propuestos. En cambio, en grupos pequeños es una garantía de éxito.

Pueden caer en un afán personalista. Cuando el carisma no se enfoca bien y el líder persigue otros fines, lo más probable es que pierda el rumbo de sus funciones y acabe buscando notoriedad o visibilidad.

No es conveniente en contextos demasiado jerarquizados. Si lo que se busca es resultados a corto plazo y en sistemas jerarquizados, o en los que la personalidad tenga poco impacto, este modelo de liderazgo se revelará ineficaz. Los sistemas cerrados son incompatibles con el desarrollo del carisma.

Ignorar amenazas externas del entorno. Si el líder se centra de lleno en la gestión de relaciones y del capital humano, es probable que pierda de vista las amenazas del entorno. Ojo, el carisma no es un antídoto contra todo. Quizá en ciertas situaciones haya que emplear otro tipo de liderazgo.

Recurso: Harvard Deusto


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