viernes, 19 de mayo de 2017

10 errores que las personas inteligentes no cometen dos veces

Travis Bradberry, autor de "Emotional intelligence 2.0", plantea que todos cometemos errores, pero no todos somos capaces de aprender de ellos.
Muchas personas repiten los mismos fallos una y otra vez, ven que las cosas no salen bien pero son incapaces de averiguar la razón.
Cuando nos equivocamos puede resultar duro admitirlo, porque si lo hacemos parece que estamos atacando a nuestra propia autoestima. Esta tendencia puede convertirse en un grave problema porque nuevas investigaciones han demostrado lo que el sentido común nos decía: el reconocimiento y aceptación de los errores es la única forma de evitar su repetición.
Investigadores del Laboratorio de Psicofisiología Clínica de la Universidad Estatal de Michigan han encontrado que las personas podemos adoptar dos tipos de reacciones ante los errores:
a).- Rígidas. Son las que dicen, por ejemplo: “Es inútil, nunca voy a ser bueno en esto”. Las consecuencias de esta actitud es que van a seguir repitiendo el error al hacer todo lo posible para ignorarlo.
b).- Abiertas y de crecimiento. Ante un error suelen decir: “¡Esto es un aviso¡ Tengo que averiguar qué hice mal para no repetirlo”, con lo que consiguen evitarlos y mejorar.
Las personas inteligentes no son inmunes a cometer fallos, pero utilizan técnicas para aprender de sus errores para  no volver a caer en ellos.

Los principales errores que hay que evitar:

1.- Creer en alguien o en algo que es demasiado bueno para ser verdad.
Algunas personas son tan carismáticas que puede resultar tentador creer en todo lo que dicen. El resultado de seguirles ciegamente puede ser catastrófico. Las personas inteligentes hacen preguntas bien fundamentadas antes de implicarse porque son conscientes de que nadie, incluidas ellas, son tan buenas como parecen.
2.- Hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes.
Albert Einstein mantenía que era de locos hacer lo mismo y esperar un resultado distinto. Pero existen muchas personas que siguen pensando que pueden conseguir que dos más dos sean cinco.
Las personas inteligentes, en cambio, sólo experimentan esta frustración en una ocasión y saben que si quieren obtener un resultado distinto deben cambiar su enfoque, aunque les resulte doloroso o complicado.
3.- No retrasar las gratificaciones.
Vivimos en un mundo en el que todo es instantáneo. Las personas inteligentes son conscientes de que la gratificación no aparece rápidamente y que el trabajo duro viene antes que las recompensas. Saben cómo utilizar este hecho para que les motive a lo largo del proceso para alcanzar la meta.
4.- Trabajar sin un presupuesto.

Ajustarnos a un presupuesto, personal y profesionalmente, nos fuerza a hacer elecciones bien pensadas sobre lo que queremos y necesitamos. Los presupuestos establecen una disciplina y ésta es la base del trabajo de calidad.

5.- Alejarnos de la visión global.

Si nos centramos en trabajar dura y exclusivamente en lo que tenemos delante de nosotros, podemos perder de vista la visión global. Las personas inteligentes analizan diariamente sus prioridades para tomar las decisiones adecuadas.
6.- No hacer “los deberes”.
Todos hemos caído en ello en alguna ocasión y por ejemplo hemos acudido a una reunión importante sin prepararla.
Las personas inteligentes saben que aunque podemos tener suerte alguna vez este enfoque puede evitar que alcancen su máximo potencial.
No se arriesgan y entienden que no existe nada que sustituya a la diligencia y al trabajo duro, y que si no hacen sus “deberes” nunca aprenderán nada.
7.- Tratar de ser alguien que no eres.
Puede resultar tentador tratar de agradar a los demás siendo lo que ellos quieren que seas, pero a nadie le gustan las imitaciones y tratar de ser quienes no somos nunca puede acabar bien.
Las personas inteligentes son conscientes de la importancia de la autenticidad para alcanzar el éxito y la felicidad.
8.- Procurar agradar a todos.
Las personas inteligentes saben que es imposible contentar a todo el mundo y que lo único que se consigue es no agradar a nadie, por lo que toman las  decisiones que consideran correctas, no las que los demás quieren.
9.- Actuar como víctimas.
Hay personas que intentan obtener ventajas haciéndose las víctimas. Las personas inteligentes se dan cuenta de que esto es una forma de manipulación y que los posibles beneficios se interrumpirán en el momento que los demás se den cuenta de ello.
10.- Tratar de cambiar a los demás.
La única forma en que éstos van a cambiar es si tienen el deseo de hacerlo.
Pero resulta tentador intentar cambiar a alguien que no quiere hacerlo, como si nuestras intenciones de que mejoren van a lograrlo, como lo han hecho en nuestro caso. Algunas personas hasta llegan a seleccionar a personas con problemas por el reto que suponen.
Las personas inteligentes no cometen ese error más que una vez y procuran rodearse de personas positivas y genuinas y tratan de evitar a  las problemáticas que pueden desanimarles.

Como conclusión Bradberry plantea que las personas emocionalmente inteligentes tienen  éxito porque nunca dejan de aprender, tanto de sus aciertos como de sus fracasos y siempre procuran cambiar para ser mejores.

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