lunes, 9 de abril de 2018

¿Tu peor enemigo?: la PROCRASTINACIÓN ¿Quieres superarla? Sigue estas recomendaciones desde hoy


Sabes que tienes que afrontar una tarea ineludiblemente, pero a la hora de ponerte manos a la obra siempre acabas tomándote antes un café, revisando el email, realizando otro trabajo y así, sucesivamente, hasta que no te queda más remedio que acometer la tarea con prisas y de mal humor o agobiado. ¿Te sientes identificado? Entonces, te interesará este artículo sobre cómo combatir la PROCRASTINACIÓN y no dejar para mañana lo que puedas hacer hoy.

¿Qué significa Procrastinar?

El origen del término surgió en el siglo XVI y, aunque se ha vinculado a la idea de holgazanería  o pereza, lo cierto es que la PROCRASTINACIÓN1 tiene una base más profunda e irracional. Se trata de un problema de autorregulación y de organización del tiempo plasmado en una conducta evasiva.

Como señala Michael Neenan, en Tackling procrastination: An REBT perspective for coaches, las personas perezosas tratan de no hacer nada, de estar desocupados, mientras que los procrastinadores buscan infinidad de tareas sustitutas para evitar afrontar la actividad prioritaria.

Es el clásico, ‘ello’ Termino esto y me pongo con, dinámica que se va repitiendo una y otra vez, dilatando el momento de realizar la misión principal, ya sea porque no nos gusta, nos aburre, es muy compleja o nos intimida su importancia…

Según Joseph Ferrari, coautor de Procrastination and Task Avoidance, la procrastinación consiste en “la postergación en el inicio o conclusión de una actividad específica, mediante la realización de una actividad innecesaria o menos importante, acompañada de un estado de ansiedad”.  De hecho, según un estudio llevado a cabo por investigadores de diferentes entidades alemanas, la PROCRASTINACIÓN está relacionada con mayores índices de estrés, problemas de ansiedad y depresión y mayor fatiga física y emocional.

Tipos de Procrastinadores

No son pocos los individuos que necesitan combatir la PROCRASTINACIÓN. Según el estudio de Ferrari, esta ineficiente gestión del tiempo afecta al 60% de la población de manera leve a moderada y a un 25% de manera  discapacitante. Además, la PROCRASTINACIÓN es aún más palpable en el colectivo universitario, donde está presente de forma moderada en el 95% de los estudiantes y se convierte en sistemática en uno de cada dos jóvenes. De ahí que esta conducta evasiva también sea conocida como el síndrome del estudiante.



Ahora bien, existen diferentes tipos de procrastinadores, según la causa que les lleve a demorar sus objetivos:
·         Perfeccionistas: Al buscar que el resultado final sea perfecto, el miedo a no ser capaces de alcanzar este nivel de calidad les lleva a ‘congelar’ el proyecto.
·         Soñadores: Estos procrastinadores confían excesivamente en que las cosas van a ir bien por sí mismas y se solucionarán al final, sin hacer nada para acercarse a este objetivo. Sufren del llamado “pensamiento mágico”.
·         Generadores de crisis: Son aquellos que se auto convencen de que les gusta trabajar bajo presión, dejando siempre sus tareas principales hasta el último momento, no sin sufrir serios problemas en las entregas.
·         Atormentados: Son presas de sus miedos e inseguridades, que les impiden realizar cualquier tarea atemorizados por un hipotético desenlace catastrófico.
·         Desafiantes: La necesidad de combatir la PROCRASTINACIÓN de este grupo proviene de su actitud provocadora, que implica una intensa crítica y rechazo de las tareas que les asignan, en un intento por hacerse con el control de la situación.
·         Sobrecargados: También vemos la PROCRASTINACIÓN en aquellos sujetos incapaces de decir que no a nada, personas que acaban asumiendo más responsabilidades de las que pueden gestionar de forma eficiente, quedando bloqueados por la carga de trabajo.

Pautas para combatir la Procrastinación

¿Te has sentido representado por uno o varios de estos tipos? Ponle remedio con las siguientes recomendaciones para combatir la procrastinación:

1.    Identifica el comportamiento evasivo.

El primer paso es autoanalizar tu actitud preguntándote cuáles son las excusas que te están llevando a demorar la actividad. Aprende a detectarlo. Descubre que te dices a ti mismo para mantener esta conducta.

2.    Cambia tu mentalidad.

En cuanto te descubras pensando en qué hacer para no afrontar un determinado proyecto, modifica tu lenguaje interno del “después lo hago” al “no, primero me pongo con la tarea prioritaria y ya miraré luego el correo”.

3.    Establece un plan de acción que sea viable.

Fija metas realistas y convéncete de que son inaplazables. Recuerda, eso de que trabajas mejor bajo presión no es más que una trampa mental para procrastinar. Para ayudarte a cumplir los plazos debes ser organizado y disciplinado y sirve de ayuda establecer premios: por ejemplo, si consigues estudiar el temario previsto antes del sábado, podrás dedicar el fin de semana a salir con los amigos, sin remordimientos.

4.    Gestiona tu energía para aprovechar tu tiempo de forma realista.

Localiza los momentos del día en los que eres más productivo y asigna las tareas prioritarias a ese momento. Si le dedicas 5 minutos diarios para planificar el trabajo, comprobarás como al final te concentras en él y avanzas mucho más de lo esperado.

5.    Más vale terminado que perfecto.

La Ley de Parkinson establece que todo el trabajo se dilata indefinidamente hasta consumir todo el tiempo disponible para su realización,  podemos dedicar una eternidad a un proyecto y nunca estará perfecto. Por ello, céntrate primer en finalizar tus tareas y perfecciónalas solo si sobra tiempo. Es mejor tener tres trabajos casi finalizados, que uno perfecto y dos sin empezar.

6.    Segmenta el proyecto.

Está demostrado que somos más eficaces cuando deshacemos un trabajo en distintas partes o fases. Acometer las tareas de una a una y en pequeñas partes, nos permite combatir la procrastinación y evitar sentirnos abrumados y bloqueados.

7.    Bloquea los distractores.

Móviles, ordenador, llamadas, reuniones… Procura conseguir que un periodo de tiempo del día esté libre de interrupciones que te desconcentren sobre la misión. En el caso de los distractores tecnológicos, puedes usar aplicaciones que bloquean las alertas y avisos.
 


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