domingo, 8 de noviembre de 2015

Cómo arruinar una empresa en 10 días


Sin importar cuánto tiempo tenga una empresa o cuántas crisis haya sorteado, una mala gestión puede dirigirla a la ruina en un dos por tres.
Las malas decisiones tienen consecuencias terribles. No importa cuánto tiempo lleve una empresa o la cantidad de crisis que haya logrado sortear, una gestión inadecuada puede dirigirla a la ruina mucho más rápido de lo que piensas (aunque, acepto, 10 días es un poco exagerado). Si no quieres que tus sueños se derrumben debes estar consciente de las cosas a evitar. Toma nota:
1. Pon a gente inadecuada en puestos importantes
¿Eres de los que colocas a tus amigos como directores, subdirectores y gerentes? ¡Cuidado! Además de ser algo poco ético, puede llevarte directo al fracaso. Evalúa con sinceridad si las personas que están a cargo de las áreas clave de tu compañía son realmente efectivas y trabajadoras; si no lo son, es momento de cambiarlas. Ten mucho cuidado al elegir a aquellos que se encargarán de tomar decisiones y gestionar gente, pues de ellos depende, en buena parte, que tu empresa sea un éxito o se hunda en poco tiempo.
2. Gasta el dinero en cosas irrelevantes
No hay duda de que el manejo incorrecto de las finanzas es una de las primeras razones por las que un negocio fracasa…y los gastos excesivos e innecesarios pueden ser una cara sentencia de muerte. ¿Compraste televisiones nuevas y tu personal no tiene siquiera computadoras funcionales? ¿Pagaste miles de pesos por un nuevo logotipo (que no necesitabas) y tu servicio al cliente sigue siendo terrible? ¿Gastaste cientos en viáticos para visitar clientes que de antemano sabías que no te iban a comprar? Un buen emprendedor debe ser un buen financiero, o al menos alguien cuidadoso con el dinero. La falta de flujo de efectivo puede ser sumamente peligrosa para un negocio, y más cuando está en sus inicios. 3.
3. Deja que la “juntitis” afecte la productividad
No es ningún secreto: la productividad laboral en nuestro país no es alta. ¿Y cuánto tiempo desperdicias en juntas sin sentido y sin resultados? Este “síndrome” es muy común en las organizaciones, y pocos se ponen a pensar cómo afectan el ritmo de trabajo. Si quieres que tu empresa genere resultados, debes tener procesos y medios de comunicación eficientes que reduzcan al máximo las juntas presenciales. Asimismo, procura que cuando te reúnas con tu equipo tengas metas bien establecidas, un tiempo de duración definido y la selección correcta de los asistentes.
4. Cae en la parálisis por análisis
¿Planeas y planeas pero no ejecutas? ¡Tienes un problema muy grave! De nada sirve la planeación si no es para actuar de manera contundente y definitiva. La parálisis por análisis puede acabar con tu empresa antes de lo que imaginas. Por un lado, tu competencia podría actuar mucho antes que tú, y, por otro, generas un clima de incertidumbre entre tu gente que no es nada positivo para su productividad. No permitas que el exceso de información te paralice; actúa y haz cambios sobre la marcha.
5. No tomes decisiones (aunque sean difíciles)
¿No quieres despedir a un gerente porque lleva muchos años en la empresa? ¿Te da miedo quitar un producto que no funciona? ¿Temes a los cambios de cultura y a la implementación de nuevas estrategias? El directivo cobarde es uno de los más dañinos para las organizaciones modernas. Este tipo de personas no se atreven a tomar decisiones; sólo hablan y se quejan. Recuerda que ninguna decisión es completamente buena ni completamente mala; lo que sí es fatal es la incapacidad de tomar decisiones.
6. Rodéate de personas dañinas
Una empresa es su gente. Si tu empresa está llena de individuos que no tienen valores y que están dispuestos a dejar a un margen la ética por conseguir los resultados, te tengo una noticia: tarde o temprano tu compañía se derrumbará. Fíjate muy bien en la gente con la que trabajas, más allá de su currículum y de sus habilidades. Las personas generosas y con ganas de trabajar son mucho más valiosas que aquellas que sólo persiguen el dinero y el poder.
7. Desmotiva a la gente
De nuevo: lo más valioso que tiene una empresa son las personas que trabajan para ella. Si eres del tipo de directivo que promete y promete, pero nunca cumple, entonces es muy probable que tu equipo tenga la moral baja. Además, si no pagas sueldos competitivos, exiges de más, no das prestaciones y continuamente les llamas la atención, lo más seguro es que su productividad también sea deficiente. No te enfoques únicamente en los números, fíjate también en las personas. Evalúa cuál es el clima laboral de tu organización; si todo son quejas y malestares, es una señal casi segura de que vas directo al fracaso.
8. No innoves
Hasta la compañía más grande y exitosa puede caer si se mantiene estática. Ejemplos sobran: Kodak, Blockbuster, BlackBerry, etc. Nunca (¡nunca!) puedes “dormirte en tus laureles”. Si tu empresa es pequeña, aprovecha su tamaño para probar, innovar y hacer cambios. No limites la generación de ideas; por el contrario, impulsa la creatividad y la experimentación. En el competido mundo de negocios actual, la capacidad de innovación es elemental y es lo único que te permitirá seguir siendo relevante en el mercado.
9. No escuches al mercado
¿Crees saber lo que quieren tus clientes pero en realidad nunca escuchas lo que dicen? ¿Constantemente recibes informes sobre la situación del mercado pero aún no haces algún cambio para adaptarte? Uy, uy, uy. Recuerda: sin clientes no hay negocio, y la mejor manera de encontrarlos y asegurarlos es escuchar con atención lo que dicen de ti y de tus competidores (en redes sociales, internet, tiendas, etc). Sólo así descubrirás áreas de mejora y oportunidades de negocio.
10. No te involucres
Como CEO o fundador de una empresa, tu presencia es esencial para que funcione y cumpla con la visión que planteaste. No importa si tienes una organización totalmente funcional, donde hayas delegado las principales tareas y cada quien sepa lo que debe hacer (¡bien por ti si ya lo lograste!): tienes que estar presente. Primero, para asegurarte que se vivan los valores y la cultura empresarial sea la que soñaste; segundo, para evaluar a tu personal y entender cuáles son sus deseos y frustraciones; y tercero, por tu bien como emprendedor, nunca te alejes de tu proyecto



Fuente SoyEntrepreneur

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