viernes, 24 de junio de 2016

10 consejos para enfrentar tu primera cita de ventas

10 consejos prácticos que te ayudarán a dar una buena impresión en tu primera cita de ventas
Te ha pasado que en tu primera cita de ventas, no sabes ¿Qué hacer?, ¿Qué decir?, o ¿Cómo prepararte? para dar una excelente impresión ya que sólo tienes una oportunidad.
A continuación te comparto el “Decálogo para tu primera cita” esperando que te sea de gran utilidad.
1. Investiga a tu prospecto:
Hay un dicho que dice: “la información es poder”, antes de llegar a tu primera cita es muy importante que consigas la mayor cantidad de información de tu prospecto, para lograrlo te recomiendo utilices fuentes de consulta como son las redes sociales, piso de venta, página web o de primera mano a través de pláticas con el personal que labora en la empresa, esto te permitirá tener un panorama general sobre la empresa.
2. Tarjetas de presentación:
Al llegar a tu primera cita entrégala inmediatamente con tu nombre hacia arriba. Tus tarjetas deben estar impresas con gran calidad para lograr el efecto: “wow que bonita tarjeta”, nunca entregues tarjetas de otras personas con el nombre tachado y escribas sobre ella tu nombre a mano.
3. Rompe el hielo:
Los mejores clientes que tengo son mis mejores amigos y todo inicia con un interés genuino por la otra persona. Al llegar a tu primera cita no entres directamente en materia, toma unos minutos para establecer rapport (sincronía) para obtener información personal que te permita conocer más sobre sus hobbies, su familia y experiencia personal. Puedes usar estos simples pasos:
a)      Halaga algo que te gusta de él o de su ambiente: “Veo que juegas golf, felicidades por este premio… etc”
b)      Encuentra interés en común con el tema u objeto halagado: “Recientemente comencé clases de golf y me gusta mucho”.
4. Establece el poder de nosotros:
Para lograr un poderoso “nosotros” y jugar en el mismo equipo, se requiere que tu prospecto tome tus ideas como suyas y debes tomar las de él como tuyas. Por ejemplo: “Al establecer la política juntos lograremos un incremento del 20% de efectividad”.
5. Construye credibilidad:
Durante la presentación menciona tu experiencia y los éxitos de tu empresa, no te olvides del punto más importante que consiste en mostrarle los testimoniales de tus clientes.
6. No te desvíes:
Si estás en el punto crucial de tu presentación y por alguna razón surge un tema personal o ajeno, es muy probable que hablar de ello haga perder fuerza a tu producto o servicio. Si esto te sucede deberás regresar de forma cordial y rápida al tema principal.
7. Identifica sus necesidades:
No trates de vender tu producto si no le sirve al prospecto, realmente ayuda a la persona con la que te reúnes.
8. Habla en términos de beneficios:
Ayuda a tu prospecto a tomar la decisión. Explícale siempre qué va a ganar con tu producto, por ejemplo, si va a tener más utilidades, ahorrar dinero o hacer más eficiente su trabajo. Siempre deberá quedar claro cómo le vas a ayudar.
9. Identifica puntos de dolor:
Le llamamos puntos de dolor a lo que molesta y/o afecta a la persona; es precisamente donde urgentemente necesita tu ayuda. Conócelos, resuélvelos y con esto garantizarás que la venta será tuya.
10. Pide el cierre:
Es fundamental que al finalizar la reunión obtengas un compromiso por parte del cliente: fecha de instalación, datos fiscales para enviarle su factura, dirección de envío o cualquier información que te ayude a dar el siguiente paso.
En esta ocasión comparto un tip que debes evitar en tus citas de ventas.
El uso del celular hoy en día es indispensable, pero debes evitar que sea una fuente de distracción, evita observar el reloj o las notificaciones constantemente, ya que tu prospecto lo puede tomar como una falta de interés e incluso de respeto.
“El mejor regalo que podemos darle a otra persona es nuestra atención íntegra.”
Fuente: Angélica Frías licenciada en Mercadotecnia

Universidad Tecnológica de México 

jueves, 23 de junio de 2016

Tiempos difíciles, para los directivos de mediana edad (40/50 años)

Un nuevo estudio del Wharton Business School afirma que posiblemente no se verán aumentos sustanciales en el empleo en Estados Unidos hasta el año 2018, y que los más afectados serán los directivos de mediana edad. La situación de los ejecutivos de entre 40 y 50 años pasa así por un momento difícil: no sólo son sustituidos cada vez más por jóvenes impuestos en las nuevas tecnologías, sino que además son el blanco más común a la hora de los despidos porque son más caros y tecnológicamente más atrasados

Las últimas décadas han traído consigo enormes avances tecnológicos que han significado cambios muy drásticos en la forma de vivir de las sociedades y en la manera de operar de las empresas, lo que también ha tenido su impacto en la vida laboral de cada persona, sobre todo de aquellos que recibieron tanta tecnología cuando ya habían estudiado y ya tenían establecidas unas rutinas de trabajo realmente diferentes.

Esta situación no es nueva para nadie; pero actualmente, con la crisis económica y las altas cifras de desempleo, muchas organizaciones han tenido que recurrir a los despidos para poder disminuir costos y salir adelante con el mínimo daño causado a sus finanzas, lo que se ha convertido en un agravante para los directivos de mediana edad que, aparte de no saber tanto sobre esas tecnologías vitales hoy en día, son más costosos que los jóvenes, lo que los hace blancos perfectos a la hora del recorte de personal.


Más dificultad para reposicionarse
Y es que algunos expertos coinciden en que durante crisis económicas anteriores el desempleo ha sido un factor pasajero, pero que ahora parece ser algo mucho más profundo que tiende a permanecer por un período de tiempo más prolongado.

Ahí es donde los directivos de mediana edad encuentran una mayor dificultad para reposicionarse, como lo explica el profesor de Cornell University, Matthew Freedman, “Considerando que durante la última década han aumentado el ritmo del cambio tecnológico y las ventajas de saber utilizar las nuevas tecnologías, son los trabajadores más jóvenes los que están en una mejor posición para aprovechar nuevas oportunidades de trabajo…Trabajadores que están en sus cuarentas y sus cincuentas y han sido despedidos, están dándose cuenta de que las habilidades que construyeron durante tantos años ahora no tienen tanta demanda como alguna vez”.

Esto lo sentirán los directivos despedidos cuando empiecen a buscar trabajo y se den cuenta de la dificultad de encontrar un puesto con las mismas condiciones y de la cantidad de procesos por los que tienen que pasar para lograrlo.

Además, aquellos que todavía conservan sus empleos podrían ver fuertes disminuciones en sus salarios, de acuerdo con Lynn Reaser, vicepresidente de la National Association for Business Economics, quien dice que un grupo de unos 2300 economistas y gerentes debe prepararse para una reducción de entre 15% y 30%.

Nuevos horizontes
Pero todo en la vida son etapas y, como dicen, cuando se cierra una puerta, otra se abre en algún lugar. La situación no quiere decir que el panorama de los directivos de mediana edad, que tanto esfuerzo han hecho por educarse y por trabajar, sea negro, sino que, por el contrario, puede tratarse de un momento de cambios tanto profesionales como personales, dependiendo de si se lo mira positiva o negativamente.

La profesora de gerencia de Wharton Business School, Nancy Rothbard, lo explica así “Podría ser un momento de dar un paso atrás y pensar en las prioridades y en eso que no se ha podido hacer hasta este momento de la vida. Puede haber cosas que uno ha excluido y que ahora puede tratar de perseguir”.

Con respecto al estudio y a la situación que viven estos directivos, lo expertos y profesores hablan de muchas opciones como volver a estudiar para actualizar algunos conocimientos; empezar a trabajar de forma independiente u ofreciendo servicios de manera freelance, ya que esta es una tendencia que cada vez más empresas utilizan para ahorrarse dificultades y costos a la hora de contratar; utilizar los contactos que se tienen…


Lo que sí es claro es que nadie puede cambiar el momento que está viviendo el mundo, sino que cada quien debe buscar oportunidades dentro de sus circunstancias y, con seguridad, le irá mejor a aquellos que decidan mirar el presente de forma positiva y abrir esas puertas que pueden resultar sorpresivamente satisfactorias

domingo, 19 de junio de 2016

10 cosas CONDENADAS por la sociedad que los padres deben enseñarles a sus hijos.

Decálogo de valores éticos que deberíamos enseñar a nuestros hijos.

Dicen que los hijos se parecen más a su generación que a sus padres. De hecho, el mundo y la sociedad se empeñan en moldear a los niños para convertirlos en adultos "en serie", a imagen y semejanza del resto, en un proceso a través del cual les arrebatan parte de su individualidad.

No cabe duda de que todos reflejamos la época que nos tocó vivir y la sociedad en la que hemos crecido. Sin embargo, los padres también pueden poner su granito de arena. Los valores y las actitudes que se aprenden en casa perduran, de una forma u otra, y pueden convertirse en tesoros muy valiosos que guíen a los niños hacia una vida más plena.

Las enseñanzas contracorriente que los padres deberían transmitirles a sus hijos:

1. A ser diferentes.

En una sociedad que ensalza la estandarización, me gustaría que los padres les enseñaran a sus hijos el increíble valor de la diferencia.

Que les explicaran que para ser diferentes no es necesario tatuarse, pintarse el pelo de tres colores o colocarse piercings en los sitios más insospechados sino a distinguirse por sus ideas, actitudes y opiniones.

Los padres no deberían imponer sus criterios, sino motivar a sus hijos a buscar información y a pensar por sí mismos, deberían instarles a no seguir la tendencia ideológica de turno sino a formarse sus propias ideas, aunque difieran de la masa.

2. A respetar a los demás.

En una sociedad que marcha a pasos agigantados hacia la deshumanización, me gustaría que los padres fueran capaces de enseñarles a sus hijos que no son el centro del universo y que no pasa nada por compartir el mundo con otros 7.300 millones de personas que tienen sus mismos derechos.

Si los niños aprenden desde pequeños que sus decisiones, actitudes y comportamientos pueden matar las ilusiones y los sueños de los demás, se convertirán en adultos más sensibles. Por eso, me gustaría que los padres les enseñaran a sus hijos a tratar a los demás como les gustaría que les trataran. Con eso bastaría para que el mundo de mañana fuese un poco mejor.

3. A apasionarse.

En una sociedad donde cada vez más personas viven con las cabezas metidas en las pantallas y pasan horas en mundos virtuales, me gustaría que los padres les enseñaran a sus hijos que el mundo que se puede oler y tocar está esperándoles, al alcance de su mano. Me gustaría que los padres alimentaran la curiosidad innata de los niños hasta convertirla en una auténtica pasión.

No importa hacia qué, la botánica o la astrología, basta con que puedan entusiasmarse y vibrar por algo que enriquezca su vida y que esta no se limite simplemente al trabajo o a hacer y desear lo que hacen y desean los demás. Ese sería un regalo extraordinario.

4. A luchar por lo que quieren.

En una sociedad que crea necesidades ficticias continuamente a través del marketing más agresivo, me gustaría que los padres les enseñaran a sus hijos a establecer sus propias necesidades, a saber cuáles son sus sueños y, sobre todo, a luchar por alcanzarlos.

Me gustaría que los padres les dieran las herramientas para no darse por vencidos, que les enseñaran que cada error es un aprendizaje y que los pasos en falso en realidad les acercan a su meta.

Los padres deberían enseñarles a sus hijos a luchar por sus ilusiones, a no dejárselas arrebatar por personas que están demasiado cómodas en su zona de confort y no quieren que los demás crezcan. Solo de esta manera, al final de sus vidas, podrán darse por satisfechos.

5. A asumir su responsabilidad.

En una sociedad donde la responsabilidad se diluye nivel por nivel y todos la rehúyen como si fuera la peste, porque es más fácil culpar a los demás que hacer examen de conciencia, me gustaría que los padres les enseñaran a sus hijos a tomar las riendas de su vida y asumir la responsabilidad por sus acciones.

Me gustaría que les enseñaran que muchas veces, para obtener algo, es necesario hacer sacrificios. También deberían enseñarles a no culpar al destino, a la suerte o a los demás por sus errores, y a pedir perdón cuando se equivocan.

6. A no juzgar a los demás.

En una sociedad donde todo está perfectamente etiquetado y catalogado, donde la comparación se convierte en un arma de doble filo, es difícil no emitir juicios de valor. Sin embargo, me gustaría que los padres les enseñaran a sus hijos a no juzgar a los demás, a no creerse superiores y, sobre todo, a no burlarse de ellos.

Nadie puede comprender realmente a otra persona hasta que no ha caminado con sus zapatos durante mucho tiempo. Por eso, educar a los niños en la aceptación y la comprensión les enseñará a ser humildes, pero también les preparará para defender sus derechos y no permitir que los demás pasen por encima de ellos.

7. A asumir riesgos.

En una sociedad que nos ha transmitido la idea errónea de que podemos tener todo lo que deseemos sin renunciar a nada y con el mínimo esfuerzo posible, me gustaría que los padres les enseñaran a sus hijos que cada decisión siempre implica una renuncia, en uno u otro sentido, porque por cada camino que elegimos, siempre hay un camino que abandonamos.

Los padres deberían enseñarles a sus hijos a aceptar que existe la posibilidad de perder, así dejarán de tenerle miedo al fracaso y podrán asumir nuevos desafíos con la menta abierta y el corazón dispuesto.

8. A ser flexibles.

En una sociedad azotada por la rigidez, tanto a nivel político como religioso y de pensamiento, una lacra que provoca continuamente nuevos conflictos, me gustaría que los padres les enseñaran a sus hijos a ser flexibles, a comprender que todo está en continuo movimiento y que la inmovilidad es tan solo una falsa ilusión.
Al enseñarles a ver la vida en movimiento también les animan a abrazar la incertidumbre, a abrirse a los acontecimientos y estar preparados para afrontarlos. De esta forma los niños también aprenderán a priorizar y sabrán cuándo es el momento de cambiar sus metas y redirigir sus esfuerzos en otra dirección.

9. A dar sin pretender nada a cambio.

En una sociedad donde la mayoría de las personas piensan que una mano lava la otra y ambas limpian la cara, me gustaría que los padres les enseñaran a sus hijos a dar sin esperar nada a cambio, por el simple placer que implica ser generosos.

No se trata de convertirlos en personas serviles, sino en enseñarles el increíble valor de la generosidad y de estimular el deseo de compartir. También se trata de enseñarles su valor como personas, para que no se dejen comprar, sobornar ni pretendan pasar por encima de los demás.

10. A asumir que la vida no es justa.

En una sociedad que muchas veces premia a quien menos lo merece y que destila positivismo ingenuo, me gustaría que los padres les enseñaran a sus hijos el valor del realismo, que les enseñaran a levantarse cada vez que caen.


Educar en la resiliencia significa enseñarles que la vida no siempre será justa, pero a pesar de ello vale la pena seguir avanzando porque esos reveses pueden hacerles más fuertes. De esta forma aprenderán a no lamentarse cada vez que surja un problema sino que pondrán manos a la obra para encontrar una solución.

sábado, 18 de junio de 2016

8 maneras de “matar” la motivación de los empleados

Existen eventos y circunstancias que hacen sentir felices y apreciados a los trabajadores. Pero desafortunadamente también hay otras maneras de matar la motivación de ellos
Si quieres proveer el mejor ambiente de trabajo a tus empleados, revisa las siguientes situaciones que posiblemente podrían estar estropeando este objetivo en tu empresa y “matando” su motivación en el día a día laboral.
1. Gente tóxica
Si alguna vez has pasado tiempo con personas verdaderamente tóxicas, ya sabrás lo destructivo y agotador que puede ser esa situación. La gente tóxica propaga negatividad y elimina todo lo positivo que un equipo de trabajo pueda construir.
Los líderes deben localizar y buscar un mejor lugar para estas personas (lejos de la empresa, de ser posible).
2. No existe desarrollo profesional
Todo el mundo necesita saber que está aprendiendo y creciendo. Sin eso, el lugar de trabajo se desarrolla estático y aburrido. El crecimiento profesional de cada uno de los empleados les permite crecer en sus carreras y también estar al tanto de que la empresa y sus líderes se preocupan por sus éxitos.
3. La falta de visión
Una visión comunicada con claridad establece dirección y permite saber dónde enfocar los esfuerzos. Sin ella, incluso los mejores empleados son menos eficaces, porque es difícil sobresalir si los líderes no tienen claro el panorama general.
4. Pérdida de tiempo
Si tienes el tipo de lugar de trabajo donde las reuniones se organizan sin razón real y los correos electrónicos se envían a todo el mundo con información irrelevante, lo más probable es que los trabajadores estén profundamente frustrados.
Muestra a la gente que en verdad los valoras, al valorar en primer lugar su tiempo.
5. Comunicación inadecuada
Cuando la comunicación es pobre en una empresa la gente pasa la mitad de su tiempo en adivinar qué hacer, las tareas críticas se pierden, los trabajos no esenciales se duplican, la información está bloqueada y los rumores destructivos se propagan.
Un flujo claro de comunicación beneficia a todos.
6. Gestión vertical
Si puedes recordar cómo es estar en una situación en la que tus ideas y aportaciones no fueron valoradas, ni siquiera escuchadas, donde estaba el "calla y haz lo que yo digo," entonces sabes lo difícil que es hacer algo más que lo mínimo y de mala gana.
Cuanto más se le escucha y se le deja colaborar a un empleado, mayor será su inversión y motivación hacia la empresa.
7. Falta de aprecio
Cuando el trabajo duro o los resultados extraordinarios no son reconocidos, incluso cuando todos los días ni un “gracias” es expresado, la gente crece aburrida y apática.
Puedes recompensar a tus empleados sin gastar un centavo; y puede ser tan simple como decir "gracias".
8. Mal liderazgo
Los líderes malos dañan a todos los miembros del equipo y a toda la empresa. Incluso los mejores empleados necesitan un liderazgo efectivo para sobresalir.
Comienza con el desarrollo de tu propio liderazgo, a continuación contrata y haz crecer a los mejores líderes en todos los niveles de la empresa. Es la mejor cosa que puedes hacer para mejorar tu lugar de trabajo.

Si reconoces cualquiera de estos “asesinos mortales” en tu lugar de trabajo, te toca hacer todo lo que está en tu poder para ser parte de la solución. Recuerda, la gente buena no se queda mucho tiempo en los malos lugares de trabajo.

miércoles, 15 de junio de 2016

¿Te gustaría vender sin actuar como alguien que quiere vender?

Los clientes o consumidores están, a veces, hartos de las técnicas que buscan como único fin vender algún producto o servicio; los vendedores deben evolucionar. Aquí hay una propuesta

Los clientes ya no son los de antes. La evolución del mercado y de la vida actual ha provocado una transformación en ellos, misma que se ve reflejada en la sofisticación de las necesidades y en sus exigencias.

Los clientes de ahora están más dispuestos a rechazar una “oferta” si es que llegan a sentirse acosados por el vendedor y, a la vez, por sus técnicas erróneas que buscan un solo fin: la venta en sí misma.

Este entorno provoca que los vendedores también evolucionen y apliquen sus técnicas de venta de formas más amigables para los clientes que buscan un asesor cercano que los ayude a escoger los mejores productos mientras cumple con altos estándares de servicio

Ellos mismos lanzan una serie de características que deben envolver a la figura del vendedor, para que éste mismo pase a ser, más bien, un asesor:

Acumula conocimiento
 El primer movimiento es refrescar lo que los vendedores saben del producto y de los de la competencia. La idea es que el cliente pueda hacer cualquier pregunta y se tenga una respuesta exacta que incluya las razones por las que el negocio que representa el vendedor es mejor que el resto. Recuerda que los clientes prefieren a un experto en su giro que a alguien muy insistente en cerrar una venta.

Respeta al cliente
Recuerda que muchos clientes prefieren hacer sus compras sin ayuda o con la menor interacción posible con los vendedores, por ello antes de ofrecerle un producto o seguirlo por la tienda pregunta si necesita ayuda. Si la respuesta es negativa, debes respetar esa decisión y permitirle hacer sus compras en calma.

Ofrece ayuda
Si por el contrario, el usuario te da una respuesta positiva es momento de iniciar una conversación con el posible cliente sobre sus necesidades para saber qué tipo de productos necesita, qué le interesa más en un producto, qué características específicas busca y ofrécele ayuda para seleccionar entre productos que satisfagan sus necesidades. La clave es ayudarlo a decidir, no forzarlo a comprar.

Sugiere soluciones completas

El truco de agrandar las ventas ofreciendo al cliente productos que tal vez no necesita ahora sólo será efectivo si los complementos realmente elevan el valor del producto original que el cliente necesita. Nunca ofrezcas una solución complementaria si ésta no empata con el objetivo inicial del cliente.

miércoles, 8 de junio de 2016

Cómo hacer una CRITICA CONSTRUCTIVA en la empresa

Hacer bien una crítica y que resulte constructiva para la persona que la recibe no es tarea fácil y menos en un entorno laboral donde hay muchos intereses en juego (personales, profesionales, empresariales). Es importante buscar el momento adecuado y la mejor forma de hacer una crítica.
Tendemos a identificar una crítica como algo negativo, aunque sea constructiva, pero una crítica constructiva hecha desde el respeto y la empatía, puede ayudarnos a identificar áreas en las que podemos mejorar en nuestro trabajo. No importa quién reciba la crítica, si un empleado, un directivo, un colaborador, lo importante es que si es constructiva encierra una lección que aprender.
El método sándwich
Se trata de uno de los métodos más conocidos para hacer una crítica. En un artículo de la revista Psychology Today se explica este método que consiste en comenzar diciendo algo bueno de la persona y de su trabajo, luego decir lo que debe mejorarse siempre desde la empatía y el respeto, y finalmente, terminar con otra cosa buena sobre la persona.
Se trata de un método sencillo y que muestra a la persona que recibe la crítica aspectos positivos y aspectos negativos o a mejorar, por lo que existe un equilibrio y muestra que se valora también lo bueno.
Consejos para hacer una buena crítica constructiva
El método anterior puede completarse con una serie de consejos para hacer la crítica de forma adecuada y que la otra persona no se sienta mal o sienta que no valoramos su trabajo:
No hagas la crítica en público
Antes de nada, es importante evitar hacer una crítica a otra persona delante de otras, porque puede ser percibida como una humillación en público. Por ese motivo, busca un momento para hablar con la persona a la que quieres comentar los aspectos a mejorar y hazlo cara a cara.
No personalices
Es muy importante no personalizar en lo que digas, es decir, evitar frases como “tú hiciste…” o “deberías….”. Es mejor utilizar un lenguaje más neutro con expresiones como: “esto no está muy claro…” o “esto se podría hacer de otra forma…”
Utiliza un lenguaje claro
En ocasiones cuando queremos hacer una crítica a otra persona tendemos a evitar el tema dando rodeos por miedo a su reacción, pero es necesario hablar directamente, ir a lo que debemos decir y expresarlo claramente.
Escucha a la otra persona
Otro aspecto importante consiste en escuchar a la persona a la que le estamos haciendo la crítica constructiva. Se trata de una escucha activa y de valorar sus argumentos y los nuestros. A lo mejor la respuesta de la otra persona nos hace replantearnos la crítica.
Haz la crítica con tacto

Utilizar un lenguaje directo para hacer la crítica no significa que no debamos de tener tacto en lo que decimos. Siempre debemos de partir del respeto y de la empatía al hablar con la persona que recibe la crítica, ponernos en su lugar. Debe existir una comunicación fluida para generar confianza y que cada persona saque lo mejor de sí misma. 

sábado, 4 de junio de 2016

Cómo debe de ser un emprendedor: ¿Necio o Perseverante?

El camino de emprendimiento está lleno de estas situaciones en la que dependiendo el mentor, o nuestro humor del día, podría parecer una buena decisión irnos o quedarnos.
Cuando emprendemos, muchas veces recibimos mensajes cruzados:
“No le tengas miedo al fracaso, pero trata de evitarlo a toda costa”.
El camino de emprendimiento está lleno de estas situaciones en la que dependiendo el mentor, o nuestro humor del día, podría parecer una buena decisión irnos por caminos completamente distintos. Esto sucede especialmente cuando parece que nuestra idea no funciona.
Cuando estamos emprendiendo, y las cosas no van como queremos, pareciera que hay dos caminos completamente opuestos:
1.       Ser perseverante y seguir trabajando, al final del día esto es tu sueño, y tienes que luchar por él.
2.       Aprender a dejar ir y adaptarte al mercado y lo que estás aprendiendo, quizá tu sueño no funciona y hay que cambiarlo.
Verdaderamente me parece una situación difícil. En estos años he conocido emprendedores que fueron demasiado necios y por más que su proyecto parece no funcionar, lo siguen y siguen intentando, hasta el punto que han agotado todos sus recursos y simplemente no pueden avanzar.
Pero por otro lado están aquellos que perseveran, y aunque encuentran dificultades, siguen trabajándolo y adaptándose, y a veces incluso cuando parece que están a punto de perderlo todo, logran despegar y tener éxito con su emprendimiento.
¿Cuál es la diferencia? ¿Cómo podemos darnos cuenta en cuál de los lugares estamos nosotros? ¿Cómo saber si estamos siendo necios o perseverantes?
La mala noticia es que no hay una respuesta simple, no hay una fórmula mágica. Seguramente ustedes han conocido a muchos emprendedores que han estado en estas situaciones, o quizá incluso han sido ustedes mismos.
Me encantaría que pudieran compartirnos sus historias y aprendizajes para que poco a poco entre todos, vayamos entendiendo mejor esta situación que puede ser una de las más complejas al emprender, especialmente si verdaderamente estamos enamorados de nuestra idea.
Al final del día, esto siempre será una situación particular y distinta en cada caso, y tendremos que evaluar las condiciones particulares para ver donde nos encontramos.
Algunas características que pueden ayudarnos, y que deberíamos desarrollar como emprendedores son:
1. Humildad
Cualquier emprendedor que esté enamorado de su proyecto ha sentido que es la mejor idea de la historia de la humanidad desde el inicio del universo, sin embargo, tenemos que ser suficientemente humildes para aceptar que nuestra idea puede necesitar cambios o que simplemente no funciona.
Esto no significa que nos vayamos al otro lado de la moneda y a la primera motivación abandonemos nuestro proyecto, más bien habla de la importancia que tiene que aceptemos que también podemos equivocarnos.
2. Capacidad de adaptación
Puede ser que nuestro proyecto si sea una gran idea siempre y cuando modifiquemos algunas de sus características. Como emprendedores tenemos que estar muy abiertos a entender nuestro contexto y las necesidades del mercado para poder evolucionar.
3. Buenas orejas, pero con un mejor filtro
Muchas personas se nos acercarán con una opinión sobre nuestro emprendimiento. Desde mentores, familiares o amigos, muchas veces incluso sin que en realidad estemos pidiendo opiniones.
Cerrarnos a esto sería ingenuo, incluso un poco arrogante, sin embargo, dejar que las opiniones de todos nos afecten, es igual de perjudicial. Debemos siempre tener disposición de escuchar y a la vez desarrollar un buen filtro para saber con qué tenemos que quedarnos.
Al final del día, no existe una fórmula mágica, lo que tenemos que aprender es que todo debe ser un balance entre escuchar y filtrar, entre adaptarnos y aferrarnos a nuestras fortalezas, entre aceptar nuestros errores y saber cuándo estamos en lo correcto.
Quizá ésta es de esas cosas en el emprendimiento que no tienen una única respuesta, sino que sólo podremos aprender en el camino.
Parece un poco cruel, pero sin duda es una de las grandes ventajas del camino emprendedor, pues aunque cualquiera puede equivocarse y fallar, también todos tienen la oportunidad de tener éxito.

Experto en Emprendimiento Social y fundador de
Disruptivo.tv, Socialab México, y autor del libro

“¿Qué es el Emprendimiento Social?”