Las siguientes estadísticas son
decepcionantes: sólo el 20% de los trabajadores cree que trabaja en un entorno
en el que pueden dar lo mejor de sí mismos. Sólo un pequeño porcentaje de los
empleados alcanza todo su potencial tras incorporarse a una empresa.
De hecho, en las organizaciones que
carecen de una sólida estrategia de desarrollo de dirección en vigor, la mayor
parte de los empleados sólo alcanza el 65-70% de su productividad potencial,
según se desprende de las autoevaluaciones efectuadas por los líderes de las
empresas.
¿Cómo puede
mejorar el rendimiento de su organización?
Para mejorar el rendimiento global
de su organización, comience incrementando los resultados de los directores
individuales y de los jefes de equipo en el seno de la empresa.
Todos los empleados necesitan que
les echen una mano para alcanzar sus metas y precisamente es tarea del
director o de los jefes de equipo ofrecer
la orientación y el apoyo que la gente requiere para lograrlas. La orientación
y el apoyo que el jefe les ha de prestar dependerán del nivel de desarrollo del
empleado en lo que concierne a la tarea en cuestión.
Existen cuatro niveles de desarrollo:
Principiante entusiasta:
Al iniciar una nueva tarea en la que
cuentan con pocos conocimientos o experiencia previos, la mayoría de las
personas se muestran entusiastas y dispuestas a aprender, PERO CON UN NIVEL DE CAPACIDAD ESCASO para realizar la tarea en cuestión.
Dicho empleado deberá regirse por el estilo Directivo. Necesitan saber qué cabe esperar del asunto
que tienen entre manos y cómo desempeñarlo.
Aprendiz desencantado:
Según aumenta el nivel de desarrollo
de un empleado, su capacidad y su compromiso fluctúan. Cuando la gente comienza
a aprender una tarea, se dan cuenta de que resulta más difícil de lo que creían
o menos interesante. Por este motivo, SE SIENTEN
DESILUSIONADOS, LO QUE HACE QUE CAIGA SU NIVEL DE COMPROMISO.
Las personas desencantadas necesitan
Coaching: una fuerte orientación para seguir
trabajando sus aptitudes, así como un elevado nivel de apoyo para solucionar su
escasa implicación.
Capaz, pero cauto:
A medida que la capacidad sigue
mejorando, la mayoría de las personas atraviesa una fase en la que dudan de sí
mismas y donde se preguntan si de verdad están capacitados para ejercer dicha
tarea solos. Sus jefes les dicen que son perfectamente competentes, pero ellos
no están tan seguros. La alternancia de sensaciones que oscilan entre sentirse
competentes y dudar indica un nivel de desarrollo superior.
En este caso, el estilo más adecuado
es el de Apoyo. Estas personas necesitan que les escuchen y
les alienten sin que les orienten demasiado, ya que han demostrado que son
perfectamente capaces de llevar a cabo la tarea en cuestión.
Ganador independiente:
Por último, los empleados demuestran
unos niveles de capacidad y compromiso muy elevados.
El estilo de dirección oportuno
consiste en Delegar: dar al empleado cada vez más autonomía para
que desempeñe el trabajo para el que ha demostrado capacidad y compromiso.
¿Cómo puede
mejorar el rendimiento de su equipo?
Hay muchos directores que saben muy
poco sobre dinámica de grupos. Dedican sus esfuerzos a dirigir a individuos en
lugar de a crear
equipos eficaces. Es un error, ya que la mayoría de ellos se pasa el
50-90% del tiempo efectuando algún tipo de actividad en grupo.
Los grupos o equipos son la espina
dorsal de las organizaciones. Sin embargo, pueden fracasar —y a menudo
fracasan— si el director que organizó el grupo desconocía su función
y su potencial o cómo dirigirlo de la mejor forma posible.
Grupos y Equipos, al igual que
los individuos, también los equipos atraviesan fases de desarrollo. Al igual que las personas progresan desde
Principiante Entusiasta hasta Ganador independiente.
- En primer lugar, está el periodo de Orientación.
Todo el mundo está emocionado y listo para avanzar.
- A continuación, sigue la fase de Insatisfacción.
En un primer momento, todos se muestran entusiasmados con el nuevo grupo
hasta que se percatan de que HAY ALGO
QUE FALLA. El trabajo en equipo requiere
una mayor cooperación de lo que suele preverse. En esta fase, los
integrantes sienten que trabajar juntos por una meta común es una pérdida
de tiempo.
- La tercera fase es la de Determinación:
los integrantes del equipo superan su insatisfacción y se juntan como un
grupo unido.
- El cuarto nivel es el que denomina etapa Productiva.
En esta fase, en el equipo reina cierta armonía y comienza a dar sus
frutos.
- La quinta y última fase es el Fin.
Llegado este punto, el grupo o el equipo se disuelve. Deberá haber un
director listo para prever todas las etapas anteriores y enfrentarse a
ellas. De lo contrario, el equipo no funcionará tan bien como podría, lo
que se traduce en orientar sobre manera en las fases iniciales del
desarrollo del equipo e ir pasando a un estilo de dirección basado más
propenso a delegar a medida que el equipo demuestra que es capaz de auto gestionarse.
Una mejor
dirección para un mejor rendimiento
Los estudios
han demostrado que los líderes con éxito saben adaptar su estilo de dirección a
las necesidades de cada situación.
La clave para convertirse en un
líder mejor, reside en saber cuándo recurrir a cada estilo de dirección, y en
ser capaz de actuar de conformidad.
Aquellos directores que quieran
mejorar su capacidad de dirigir a la gente a unos niveles de rendimiento
superiores deberán aprender a
adaptar su estilo al nivel de desarrollo de las personas a las que dirigen.
Con este enfoque de eficacia
demostrada, los directores encontrarán un apoyo para obtener en todo momento el
máximo potencial y el rendimiento óptimo de los individuos y equipos a su
cargo, así como de su propia organización.
Fuente, Ken Blanchard experto
mundial en liderazgo, fundador de la
The Ken Blanchard Companies,
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