Crear un producto nuevo no es poca
cosa. Cada vez que una empresa diseña una marca o un producto se expone al
fracaso de manera certera. De hecho, solo uno de cada cinco productos sobrevive
en el mercado más de 3 años después de ser lanzado. Una estadística que no
miente*.
Hoy ya no se trata de "el que no
arriesga no gana". En el marketing de hoy, "el que no arriesga, pierde".
¿Qué se necesita, entonces, para
sobrevivir allá afuera?
Si aún no creen en mi premisa, solo piensen en el último producto nuevo que
recuerden. ¿Les suena 'La Moradita' de Inca Kola?, ¿la cerveza 'Quara'?, o,
quizás, ¿el 'atún de pollo' San Fernando?
Y es que lanzar productos nuevos es una tarea ardua y compleja. Requiere de
mucha investigación, certeza en cálculos de costos, análisis detallado en
política de distribución, conciencia sobre manejo de precios, capacidad para
hacer relevante el diferencial del concepto, contundencia para despertar el
interés del consumidor, y como cereza, una nada despreciable cuota de
suerte.
Con más de 15 lanzamientos de productos en mi haber, puedo decir que esto
es más difícil de lo que suena. Sin embargo, esto no significa que debamos
conformarnos y vivir en la tranquilidad sosegada de nuestras marcas y productos
habituales.
Hoy en día, las categorías maduras y clásicas (pensemos en jeans, galletas, cemento, leche, etc.), son
continuamente desafiadas por competidores dentro de su misma categoría y por
nuevas sub-categorías. Es decir, hoy Gloria no solamente es desafiada por Ideal,
sino también por un yogurt Tigo
o por una "leche de almendras". Las galletas son atacadas por los
snacks, las barras de cereal, los wafers, etc. Y así sucesivamente.
Vivimos en un mundo en el cual los límites entre categorías son cada vez
más difusos, y en dónde nuestra competencia está buscando entregar más valor
agregado y "alguito más" para restarnos competitividad. Hoy en día,
tener un buen producto -de buena calidad y aspecto- es menos diferenciador que
nunca y ya no basta con cumplir las expectativas del consumidor. Hoy tenemos
que trascender su necesidad.
Donde antes el consumidor tenía un teléfono, debemos adicionarle un mapa de
tráfico, un procesador de hojas de cálculo y un retocador de imágenes; y en
donde antes tenía un té, hoy debemos ofrecerle un diurético, un quema grasa y
un relajante. El mundo cambió y el consumidor también, ya que nunca antes tuvo
una oferta tan variada y compleja.
¿Qué hacer, entonces?
El juego consiste en crear conceptos potentes
que enganchen, pero que a la vez resuelvan. El consumidor ya no se
deja engatusar por la mera emoción, hoy
compara y exige. Además, si no eres tú quien le da el "extra", lo
hará tu competidor, y serás testigo de cómo te abandona en pro de una solución
más completa.
¿Entonces que hago?
·
Prepárate para
ser quien construya el valor agregado que necesitan tus consumidores.
·
Aprende
de tus errores,
·
Enfócate
en sus necesidades,
·
Construye
un diferencial y
·
Arriésgate.
Hoy ya no se trata de "el que no arriesga
no gana".
En el marketing de hoy, el que no arriesga,
pierde.
¿Y tú ya pensaste en cuál será
tu próxima estrategia?
Fuente: Luis Valdivia Zárate
Licenciado en Administración de Empresas y Master en Marketing y Ventas por
ESADE (Barcelona) y SDA Bocconi (Milán).
Especialista en Marketing de consumo masivo e investigación de mercados,
con experiencia en transnacionales como
The
Coca-Cola Company, Anheuser-Busch/AmBev y Nestlé.
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